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El desafío de Ser Pilo

Lo que se ve entonces es que hay toda una gama de posibilidades abiertas para impedir el colapso de una iniciativa que debe mantenerse por sus innegables bondades para la Nación.

17 de septiembre de 2018 Por: Editorial .

Ofrecer educación de la más alta calidad y dar oportunidades para quienes carecen de recursos es una obligación del Estado y un desafío para la sociedad. De ello depende que se puedan cerrar las brechas que existen en Colombia a partir del acceso al conocimiento y la integración.

A grandes rasgos, esos son los objetivos principales del programa Ser Pilo Paga, mediante el cual se le ha proporcionado acceso a estudiantes con las mejores calificaciones que carecen de recursos para entrar a las universidades de mayor reconocimiento, sean ellas públicas o privadas.
Mediante ese programa, el Estado se comprometió a aportar los recursos para satisfacer las aspiraciones de quienes tienen el perfil pero no los recursos para acceder a esos niveles de calidad.

En principio, el problema de ahora es que al Estado se le agotaron los recursos para mantener esa propuesta en las condiciones que se venía desarrollando hasta hace dos años. A ello hay que sumarle la queja de las universidades públicas que además de alertar porque se están usando los recursos que les corresponde por la ley 30 de 1992, consideran que hay un desequilibrio en el sistema que lleva a pagar programas más costosos en las universidades privadas en desmedro de la utilización de los cupos en las instituciones públicas, atendiendo claro está los deseos de los beneficiarios.

El caso es que la crisis de Ser Pilo Paga viene del anterior gobierno y ya no hay cómo financiar nuevos cupos bajo ese sistema. Es el momento entonces para replantear la estrategia, conservando las condiciones que se les ofrecieron a los cuarenta mil estudiantes beneficiarios y para lo cual se necesitan dos billones de pesos, pero obligados a buscar alternativas sanas y de largo plazo que permitan mantener un propósito que sin duda producirá buenos resultados para nuestra sociedad.

En ese propósito, y aunque aún no se conoce la propuesta del Gobierno actual, el presidente Iván Duque ha hablado de ampliar la cobertura de la educación superior apoyando a las universidades públicas para que a su vez estas ofrezcan más cupos de bajos costos. El Mandatario además se refirió a las universidades privadas para que ellas también aporten becas que permitan mantener abierta la posibilidad de fomentar el acceso a la educación de alta calidad que ofrecen y la integración social, uno de los factores claves del programa.

Lo que se ve entonces es que hay toda una gama de posibilidades abiertas para impedir el colapso de una iniciativa que debe mantenerse por sus innegables bondades para la Nación. Pero también es claro que la salida demandará aportes de todos, empezando por el Estado, siguiendo por las universidades públicas y privadas y culminando, por qué no, en la posibilidad de vincular al sector empresarial en la iniciativa.

Ser Pilo Paga ha sido una ventana abierta para ofrecer educación de calidad, que ha demostrado sus frutos en los cuarenta mil jóvenes que reciben sus beneficios. Por ello, y comprendiendo las dificultades financieras que atraviesa, hay que encontrarle salidas entre todos los sectores de la educación superior en Colombia, que lo conviertan en un programa estable y duradero.

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