El derrumbe de Castillo

Perú sigue padeciendo el deterioro institucional, agudizado ahora por la ineptitud de sus gobernantes y el bloqueo que la clase política con mayoría en su Congreso le ha impuesto.

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6 de abr de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 11:44 a. m.

Pese a todas las advertencias y a las posibilidades de rectificación para construir un apoyo con el cual gobernar a su país, el presidente del Perú sigue dando palos de ciego, cada vez más graves para la estabilidad de las instituciones. Es la caída libre de un gobierno que no ha podido arrancar y frustra las esperanzas de cambio que en un momento encarnó su candidatura.

Pedro Castillo, el maestro de escuela de una remota región, se presentó como la cabeza de un movimiento de izquierda renovador y revolucionario, con el cual enfrentó a la candidata de un establecimiento político desacreditado. Su triunfo, luego de escrutinios largos y complejos, hacía pensar en que el giro hacia la izquierda que en teoría defiende las libertades y rechaza las injusticias produciría un remezón institucional.

No ha sido así, para infortunio del Perú. A nueve meses de su posesión, el presidente Castillo lleva tres gabinetes ministeriales y cincuenta ministros nombrados, posesionados y destituidos, además de dos mociones de remoción del cargo por indignidad. Su gobierno vive en eterna crisis, los bandazos son la comida diaria de su nación y la ineptitud para fijar un derrotero es patética, al punto en que desde todos los sectores aparecen constantes llamados a su renuncia. El problema es ahora cuándo se va Castillo.

Y todo indica que va para la destitución del gabinete actual y la designación de un nuevo gobierno, el cuarto, a causa de su ineptitud para entender y manejar la protesta social que emana de la inconformidad de los peruanos con la inflación y el auge de problemas como el costo de los combustibles, lo que llevó a la movilización de los transportadores.
Como respuesta, Castillo, quien debería representar la apertura al diálogo y la conciliación ofrecida por él en su campaña, decidió imponer un toque de queda para reprimir el pronunciamiento, el cual fue rechazado de manera inmediata y desobedecido con manifestaciones que llegaron a la sede del gobierno y del Congreso.

Total, el presidente Castillo debió dar marcha atrás a una medida que sólo sirvió para exacerbar aún más los ánimos de los peruanos, ocasionando manifestaciones públicas, mientras su gobierno se diluye en el escepticismo y el rechazo que produce su larga cadena de desaciertos y de actuaciones oscuras. Y en este momento es difícil encontrar una solución, así el mandatario haya aumentado los salarios por decreto o pretenda llamar al diálogo que permita salir de la crisis.

Así, Perú sigue padeciendo el deterioro institucional, agudizado ahora por la ineptitud de sus gobernantes y el bloqueo que la clase política con mayoría en su Congreso le ha impuesto. Entre tanto, la protesta se toma las calles y la respuesta es la represión, también frustrada y sin respaldo. Por ello, el diario el Comercio de Lima expresó ayer en su editorial: “En el fondo, el principal responsable de la deriva en la que se encuentra el país es Pedro Castillo. A estas alturas, su incompetencia luce ya incorregible; su presidencia, insostenible, y su renuncia, la mejor salida a la situación de desgobierno en la que nos encontramos”.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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