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El cuidado del Ártico

El impacto ambiental en los dos polos de la Tierra repercute en el resto del Planeta, afecta a la sociedad e influye en la economía mundial, por lo que nadie debería ser indiferente a las decisiones que se tomen sobre ellos.

10 de mayo de 2019 Por: Editorial .

Lo que pasa en el Ártico y en la Antártida no se queda sólo allá. El impacto ambiental en los dos polos de la Tierra repercute en el resto del Planeta, afecta a la sociedad e influye en la economía mundial, por lo que nadie debería ser indiferente a las decisiones que se tomen sobre ellos.

Esos dos extremos del globo terráqueo que son más diferentes de lo que se piensa, tanto que el del Norte es un océano congelado rodeado de tierra y el del Sur es un continente cubierto de hielo, cumplen unos papeles vitales en el equilibrio del Planeta. Además de ser ecosistemas con especies únicas y guardar las mayores reservas de agua dulce, son reguladores atmosféricos e influyen en la distribución del calor.

Por ello, si los polos se calientan y se derriten como esta sucediendo, crecen los niveles del mar, se calientan los océanos y se ponen en riesgo la fauna y flora marinas. El clima se enloquece, como lo ha vivido en los últimos dos años Norteamérica, donde un vórtice polar extremo ha provocado bombas ciclónicas que se caracterizan por vientos huracanados, fuertes nevadas, tormentas eléctricas, tornados e inundaciones, todo al mismo tiempo y de norte a sur del país.

Debido a esa preocupación y para trazar estrategias de preservación medioambiental, desarrollo sostenible y protección de las comunidades indígenas que ahí habitan, nació hace 23 años el Consejo Ártico conformado por Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos, los ocho países que comparten el Polo Norte. Hasta ahora, en cada Asamblea, todos se habían puesto de acuerdo en las políticas que garantizaran su conservación, más allá de que los resultados aún no fueran los esperados.

El responsable de que al final de la cita haya salido un escueto texto de 25 líneas en el que se comprometen a “mantener la paz, la estabilidad y la cooperación constructiva en el Ártico” y salvaguardar “su desarrollo sostenible y la protección mediambiental”, es Estados Unidos. La razón no sólo es que, fiel a la política negacionista del presidente Donald Trump su Secretario de Estado se abstuviera de firmar cualquier documento que mencionara el cambio climático. Su posición es que el Ártico tiene grandes reservas de petróleo y gas, oro, uranio y diamantes, así como bancos de pesca que le representan oportunidades económicas y comerciales a su nación.

Con esa misma claridad con que habló Mike Pompeo en la reunión, hay que aceptar que la lucha ambiental por el Polo Norte va rumbo al fracaso, primero por la ineficiencia de las medidas que se han adoptado para detener las causas del cambio climático y ahora por el interés mercantilista de EE.UU. Por ello, en el Ártico seguirá subiendo la temperatura más rápido que en cualquier otra parte del mundo y su hielo marino continuará derritiéndose.

Y en medio de esa película sinfín estará el resto del Planeta, expuesto al desaparecimiento de ciudades costeras por el aumento del nivel del mar, a inmensas comunidades desplazadas y a ecosistemas moribundos que ya no le darán el sustento a dos mil millones de personas que viven de ellos. Todavía hay tiempo para detener esa hecatombe.

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