El cuarto año

Fue un inicio difícil al cual se le sumó el anuncio de varios sectores encabezados por quien fue derrotado en las elecciones del 2018 de recurrir a la protesta pública como estrategia política permanente.

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8 de ago de 2021, 06:55 a. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 07:13 a. m.

Tres años después de posesionado, el presidente Iván Duque entra en la recta final de su gobierno. Y el país se prepara para unas elecciones en las cuales se elegirá su sucesor y se renovará el Congreso de la república en medio de la crisis económica y social más grave de los últimos tiempos.

A manera de balance, debe decirse que al presidente Duque le ha tocado enfrentar dos épocas distintas e los tres años que lleva de su mandato. El primero marcado por la polarización que nació del cambio que él significó como sucesor del expresidente Juan Manuel Santos y la intensa polémica alrededor de la aplicación del acuerdo que terminó el conflicto con las Farc. Fue un inicio difícil al cual se le sumó el anuncio de varios sectores encabezados por quien fue derrotado en las elecciones del 2018 de recurrir a la protesta pública como estrategia política permanente.

Fueron momentos de confrontación a los cuales se sumaron los problemas causados por la violencia, el crecimiento de la amenaza del narcotráfico y la conformación de nuevas organizaciones conformadas por ex miembros de las Farc encabezados por quien presidió la delegación negociadora de ese grupo en La Habana, Cuba. Pese a ello, el país continuó creciendo y su economía mostraba un empuje notorio que daba tranquilidad a los millones de colombianos que no están inmersos en la política.

Pero llegó la pandemia del Covid-19 con sus dramáticas y graves consecuencias, y todo cambió. En la mitad de su mandato, al presidente le tocó adoptar medidas drásticas como en todo el mundo, y la parálisis fue el signo durante cinco meses. Fue el momento en el cual se desencadenó una crisis social inédita, la cual fue aprovechada para radicalizar la protesta desde sectores sociales y políticos que fue explotada por los violentos para generar el caos, agudizando los problemas y exigiendo la respuesta drástica de las autoridades.

Hoy, esas dificultades parecen superadas en gran parte y aunque la violencia sigue amenazando, el país se encamina hacia la reactivación que vuelve a generar empleo y aporta a la recuperación de los problemas sociales. Pero, ante todo, reclama la colaboración de todos los sectores que componen nuestra Nación, bajo la conducción del Gobierno Nacional, dirigida a lograr las soluciones que se requieren en uno de los momentos más definitivos para Colombia. Y el esfuerzo para superar el desafío del Covid-19 mediante la vacunación como herramienta para terminar la pandemia.

Pero, además, el país entra ya en el proceso electoral para renovar la integración de sus instituciones democráticas más representativas, el Congreso y la Presidencia de la República. Para el Gobierno, es el momento de actuar con la neutralidad que sea posible, sin descuidar y aplazar las decisiones que se requieren para impulsar de nuevo el desarrollo y el progreso. Para los colombianos, empezando por quienes aspiran a los cargos de representación popular, es el momento de asumir el compromiso que reclama una nación que atraviesa la crisis más profunda de su historia.

Así, los próximos doce meses serán cruciales para definir el futuro de Colombia

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