El cambio es real

Y la razón principal es una: el cambio climático natural que le cobra al mundo su incapacidad de hacer lo que se necesita para detener la contaminación que impulsa el calentamiento global.

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10 de jun de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:44 p. m.

Aguaceros como el que sorprendió a Cali ocho días atrás; el inicio de la temporada de huracanes que ya deja víctimas mortales; la sequía que se prevé en California para los próximos meses. Todos son eventos naturales que tienen un denominador común: el cambio climático, que arrecia y es incontrolable.

La semana anterior se formó en el Pacífico americano el primero de los huracanes para una temporada que se proyecta como inusual para las autoridades meteorológicas, las cuales esperan de 21 a 30 de estos fenómenos naturales, entre 6 y 10 de ellos de gran magnitud. Agatha, de categoría 2, tocó la costa mexicana el viernes por el lado de Oaxaca, atravesó el país, se desplazó hacia el Atlántico ya disminuido a tormenta tropical y provocó lluvias intensas en Cuba y Miami. A su pasó dejó 13 muertos y 20 desaparecidos.

Los huracanes se forman por el aumento de temperatura en las aguas de los océanos. Por eso el calentamiento global tiene una incidencia directa en su aparición y aún más en la fuerza que alcanzan, que es lo que ha predominado en los últimos años con mayor concurrencia en el Atlántico y más recientemente en el Pacífico.

Colombia, que veía cómo esos fenómenos afectaban a otros países del Caribe y Norteamérica, ya es tocado directamente por los huracanes, como ocurrió hace dos años con Iota, que destruyó las islas de Providencia y Santa Catalina y produjo daños importantes en San Andrés. Como se sabe, la recuperación no solo es compleja y puede alargarse, también se corre el riesgo de que el desastre se repita sin que aún estén concluidas las reparaciones anteriores, como ha pasado en Puerto Rico o Haití.

Mientras se está a la expectativa de lo que suceda en la actual temporada de huracanes que inició el 1 de junio y se extenderá al menos hasta noviembre, Colombia lleva desde el año anterior sumergida en aguas lluvias. Su origen está en el fenómeno de La Niña, que se desprende de la aparición de vientos alisios que arrastran aguas frías hacia el Pacífico tropical, generando más precipitaciones durante un periodo de 9 meses a 3 años. Aguaceros como el del sábado pasado en Cali, cuando cayó en dos horas la cantidad de agua que se esperaría para dos meses de pleno invierno, es consecuencia de ello.

Mientras los huracanes se forman y las lluvias arrecian, el estado de California en los Estados Unidos se prepara para vivir un verano aún más seco que los anteriores. A tal punto se puede llegar, que sus habitantes deben estar preparados, de acuerdo con las autoridades, para racionamientos de agua debido a la sequía. Y para que los incendios que cada año arrasan millones de hectáreas de bosques, desaparecen pueblos y dejan cientos de víctimas, además de un daño ambiental irreparable, se sucedan con mayor fuerza.

Esos son los fenómenos naturales, que si bien son normales en un planeta cambiante, ponen cada vez en mayor riesgo a la población global, a su entorno y a la vida de la Tierra. Y la razón principal es una: el cambio climático natural que le cobra al mundo su incapacidad de hacer lo que se necesita para detener la contaminación que impulsa el calentamiento global.

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