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El cambio es posible

El Covid-19 y el aislamiento al que confinó a la humanidad le están dejando lecciones importantes al mundo. Las que tienen que ver con los cambios ambientales experimentados por el Planeta deberían ser tomadas en cuenta porque son el ejemplo de lo que se necesita hacer para darle la vuelta al desolador panorama que se vaticina hacia el futuro.

24 de julio de 2020 Por: Editorial .

El Covid-19 y el aislamiento al que confinó a la humanidad le están dejando lecciones importantes al mundo. Las que tienen que ver con los cambios ambientales experimentados por el Planeta deberían ser tomadas en cuenta porque son el ejemplo de lo que se necesita hacer para darle la vuelta al desolador panorama que se vaticina hacia el futuro.

No habían pasado más que unas semanas del anuncio de la pandemia que se expandía imparable por el orbe y de la necesidad de entrar en cuarentena como la única manera eficaz de contener el contagio masivo, cuando los efectos sobre el medio ambiente se hacían evidentes. Aún están en la memoria las aguas cristalinas de Venecia; o los delfines que aparecieron tranquilamente por la bahía de Cartagena y el azul intenso del mar frente a Santa Marta. Más cerca nuestro, en abril pasado bajaba un río Pance majestuoso y transparente, libre de basuras o contaminación, mientras familias de animales silvestres se atrevían a entrar en la ciudad y circular sin timidez.

Van cuatro meses de aislamiento en Colombia y poco más en otras latitudes. Una cotidianidad con escasos vuelos aéreos, con restricciones en la circulación de vehículos, con limitaciones para movilizarse, sin permiso para visitar los parques naturales y las playas o subir a las montañas, debía tener muchos y benéficos resultados. La reducción en las emisiones de dióxido de carbono es uno de ellos: el promedio global de disminución en los cinco primeros meses del año fue del 17%, con casos como el de China, el país más poblado con sus 1500 millones de habitantes y el más contaminante del mundo, donde cayó un 25% mientras toda su gente estuvo guardada.

Con ello se le ha dado un respiro a la capa de ozono, que muestra cómo ha disminuido de tamaño el hueco causado por esos gases de efecto invernadero. En general, la calidad del aire en el Planeta ha mejorado y en el Valle del Cauca, por ejemplo, se han detectado semanas en las que se ha respirado un aire puro hasta en un 87%, de acuerdo con las mediciones de la CVC.

Es así como la pandemia del coronavirus se ha convertido en un experimento mundial para conocer cómo es el comportamiento del Planeta sin la intervención humana. Y el resultado no podría ser más diciente, si se tiene en cuenta el poco tiempo que se necesita para que la naturaleza vuelva a su cauce, comience la regeneración y regrese la vida a los ecosistemas.

No todo ha sido positivo. En Colombia, por ejemplo, el aislamiento ha sido aprovechado por el crimen organizado para promover la tala de bosques e incentivar la minería ilegal, mientras en algunas regiones se provocan incendios forestales con el fin de ampliar las fronteras agropecuarias. Hay preocupación por la contaminación que generarán los desechos plásticos que han incrementado su uso en estos tiempos, y que se retroceda en lo ganado cuando la normalidad regrese a todas partes, como ya está sucediendo en China donde los niveles de polución están alcanzando índices peores que antes de la pandemia.

La lección es clara, con un poco de conciencia, la voluntad de todas las partes y acciones concretas, se pueden alcanzar esas metas, hasta ahora propuestas para enfrentar el cambio climático y salvar al Planeta. Esta Tierra es agradecida, como bien lo ha demostrado en estos tiempos de confinamiento.

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