El cambio en Ecopetrol

Manejar con la debida diligencia la empresa más grande de Colombia, garantizar que continúe aportando al desarrollo económico y social del país y adelantar una transición energética responsable son los desafíos de Ricardo Roa Barragán, designado presidente de Ecopetrol. En primer lugar, el señor Roa debe brindarles tranquilidad a los colombianos, preocupados por el rumbo que tomará la compañía durante el mandato del presidente Gustavo Petro.

Desde el inicio del actual gobierno, la empresa petrolera de la que es principal accionista la nación con un 88,5%, ha sido sometida a cambios como el relevo de su Junta Directiva o la salida de Felipe Bayón, su presidente hasta hace pocos días y reconocido por su buena gestión. Así mismo, ronda sobre la petrolera la incertidumbre, generada por las políticas energéticas anunciadas por el Primer Mandatario y su Ministra de Minas y Energía durante estos meses.

Por la importancia que tiene Ecopetrol en la exploración y explotación de los hidrocarburos, recursos naturales que son propiedad de todos los colombianos, así como por el aporte que hace a las finanzas del Estado a las que contribuyó el año anterior con $42,4 billones a través de dividendos, regalías e impuestos, es lógica la preocupación sobre su futuro. De su manejo idóneo depende en buena parte la atención de las necesidades de millones de colombianos, al igual que la estabilidad y la confianza económica del país.

Ricardo Roa tiene la experiencia necesaria para conducir por el rumbo correcto a la compañía de petróleo que tiene además 17 filiales. Es ingeniero mecánico de la Universidad Nacional con 30 años de trayectoria en los que se ha desempeñado como gerente del Grupo de Energía de Bogotá y gerente de la Empresa de Energía de Honduras. Por ello se espera que conduzca con responsabilidad la transición energética que sin duda debe hacer Colombia en las próximas décadas. Si bien es un hombre cercano al presidente Petro, de quien fue gerente de su campaña más reciente, en sus decisiones deberán imperar la independencia y los intereses de la Nación.

Lo importante es que desde el momento en que asuma el cargo, el próximo 30 de abril, su prioridad sea generar estabilidad y credibilidad sobre Ecopetrol, y que le dé continuidad a las recientes administraciones que se caracterizaron por su alta capacidad y la idoneidad de sus funcionarios. No es un momento fácil para la industria, no solo por la posición del actual gobierno nacional que insiste en frenar la entrega de nuevos contratos de exploración y la explotación de los hidrocarburos, sino también porque se comenzarán a sentir los efectos de la reforma tributaria aprobada el año anterior, que le aumentó la carga impositiva al sector.

La sensatez y la responsabilidad se requieren ahora más que nunca en la administración de Ecopetrol. Para ello se cuenta con una Junta Directiva integrada por profesionales de comprobada capacidad y comprometidos con el país, que sin duda acompañarán al nuevo presidente en su gestión así como en las decisiones que deba tomar para asegurar la buena salud de la empresa que más contribuye a la economía nacional y a la atención de las necesidades básicas de los colombianos.