El año ambiental

Reducir la deforestación, que lleva al país a perder anualmente 174.000 hectáreas de bosques, perseguir el comercio ilícito de especies silvestres, defender los ecosistemas y garantizar la conservación de su biodiversidad, tienen que estar en la primera línea de la agenda nacional.

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6 de ene de 2023, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 05:40 a. m.

El 2022 tuvo los días más calurosos en casi una década y terminó con tormentas extremas de nieve en Estados Unidos, que ocasionaron 47 muertes. En Colombia ha llovido casi por dos años y la plata que necesita el mundo para enfrentar el cambio climático nada que se recauda. En resumen, así pasó el año ambiental que concluyó, lo que supone desafíos mayores para el 2023 si se quiere hacer frente al calentamiento global y al daño ecológico al planeta.

Si hay una conclusión de lo sucedido en los pasados 365 días, es que los avances en lo que debería ser el propósito más importante de la humanidad, han sido pocos. En general hay más conciencia sobre la urgencia de cuidar la naturaleza y adoptar medidas que disminuyan el aumento de las temperaturas, pero las acciones concretas para conseguirlo avanzan muy lentas.

Las dificultades para poner al mundo de acuerdo resultaron obvias en la Conferencia de las Partes sobre el Cambio climático, COP 27, realizada en Egipto, en la que los 200 Estados que tuvieron representación casi no consiguen redactar el documento final. En conclusión, se dijo, otra vez, que se necesita más dinero para alcanzar las metas de reducción de los gases de efecto invernadero, y para ello países más ricos se comprometieron a entregar más recursos financieros a los fondos verdes.

Como sucede desde hace una década, en este 2023 se espera que sí se cumpla ese propósito, así como las metas que cada nación de manera individual se ha marcado. En el caso de Colombia el actual gobierno sigue hablando de reducir el uso de los hidrocarburos como la solución para los problemas ambientales, aunque aún no es clara la política con la cual conseguirá ese fin sin afectar la economía nacional. Tampoco se conoce una propuesta para que los colombianos hagan la transición de vehículos impulsados por gasolina, diesel o gas hacia medios de transporte eléctricos, o si se plantea subsidiar esos cambios como lo hacen otros países.

Este nuevo año debería ser el de la Amazonía, por la importancia que tiene para los países que conforman su cuenca, incluido el nuestro, y por lo que significa para el futuro del planeta que su mayor pulmón verde se conserve y se repare el daño que se le ha infligido. Es de esperar que las buenas relaciones y afinidades entre los presidentes Gustavo Petro y Lula da Silva de Brasil, permitan fortalecer el trabajo conjunto en ese amplio territorio compartido y que se vio amenazado durante el gobierno del saliente vecino Jair Bolsonaro, negacionista del cambio climático.

Reducir la deforestación, que lleva al país a perder anualmente 174.000 hectáreas de bosques, perseguir el comercio ilícito de especies silvestres, defender los ecosistemas y garantizar la conservación de su
biodiversidad, tienen que estar en la primera línea de la agenda nacional. Además de reforzar la persecución y las penas a quienes cometen delitos ambientales, labor nada fácil en un territorio tan diverso y con una geografía compleja en zonas donde está gran parte de su patrimonio natural.

Como se afirma con la llegada de cada nuevo año, este 2023 debería ser definitivo para que el mundo consiga su propósito de detener el cambio climático, evitar el aumento de las temperaturas globales y frenar las causas que los ocasionan. El próximo 31 de diciembre se hará el balance.

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