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El agua y la vida

Es una paradoja que en las zonas rurales de Colombia, donde aún abunda el líquido, se sufra por su escasez o por las malas condiciones en que llega a los hogares

16 de abril de 2021 Por: Editorial .

El agua y la salud tiene un matrimonio indisoluble. Además de garantizar que los recursos hídricos de una nación se conserven, hay que asegurar que cuando se utilicen para el consumo humano lo hagan en buenas condiciones, sin contaminaciones y con el tratamiento adecuado.

Es una paradoja que en las zonas rurales de Colombia, donde aún abunda el líquido, se sufra por su escasez o por las malas condiciones en que llega a los hogares. Según las más recientes encuestas del Departamento Nacional de Estadísticas, Dane, mientras en las cabeceras urbanas hay una cobertura casi total del servicio, del 97,8%, entre la cuarta parte y el 50% de quienes viven en el campo no tienen sistemas de acueducto ni alcantarillado.

Por ello, no solo es en las grandes ciudades, donde se usa y se desperdicia el agua a borbotones, a donde hay que destinar los recursos públicos para garantizar el acceso a un servicio que es un derecho fundamental para todos los seres humanos. También hay que pasar a la acción en las zonas rurales, hacer que los planes nacionales de agua potable y saneamiento básico que se formulan cada cierto tiempo -el más reciente es de febrero de este año- se apliquen de verdad y la brecha se reduzca como debe ser y como se planteó en los Objetivos de Desarrollo Sostenible que Colombia se comprometió a cumplir para el año 2030.

En ese sentido, el Valle del Cauca está dando ejemplo al resto del país y es un modelo a seguir para las demás regiones. Desde hace tres años la Unidad Ejecutora de Saneamiento del departamento, junto con la Secretaría de Salud, la CVC, las Alcaldías, las comunidades y el sector privado están trabajando en el propósito de garantizar el agua potable a 700 veredas y localidades rurales donde habitan cerca de 300 mil vallecaucanos.

El plan incluye la recuperación, protección y conservación de las cuencas hidrográficas, con siembras de árboles, descontaminación de los ríos y quebradas así como la recolección de envases tóxicos utilizados en las labores agropecuarias para que no afecten los ecosistemas. Y de forma simultánea se han ido construyendo acueductos comunitarios, recuperando los que estaban fuera de uso o presentaban deterioro y mejorando las condiciones de sanidad de su población.

El resultado son 289 acueductos nuevos o reparados en funcionamiento y 159.836 habitantes de 413 localidades rurales, ubicadas en 34 municipios del departamento, beneficiados hasta la fecha. Si se continúa a ese ritmo, con el apoyo de las entidades ambientales, las autoridades municipales, la comunidad y las empresas privadas que respaldan estos proyectos, se podrá cumplir la meta de intervenir 500 acueductos antes del 2023 y continuar el trabajo para llegar a la totalidad de la población antes de finalizar el 2030.

Así es como se logran los objetivos, con la participación de todos, gestionando los recursos que se necesitan, con acciones concretas. Conseguir que el 100% de los colombianos, vivan donde vivan, cuenten con el servicio de agua potable y tengan soluciones de saneamiento básico, significa dar el paso adelante para mejorar la salud pública. Son recursos naturales que se preservan, enfermedades que se evitan y poblaciones con una mejor calidad de vida, necesaria para alcanzar el progreso que se merecen.

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