Democracia y universidad
Más aún, cuando se conoce que los promotores de esas asambleas, que paralizarán la vida académica, han declarado sus simpatías por el candidato Gustavo Petro y el veto al ingreso del candidato Rodolfo Hernández.
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2 de jun de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:43 p. m.
Justificados en la supuesta necesidad de discutir el futuro de la universidad pública y en la de participar en las elecciones que el 19 de junio definirán el próximo presidente de Colombia, grupos de estudiantes pertenecientes a las universidades públicas Nacional, del Valle e Industrial de Santander se declararon en asamblea permanente. Y promulgaron sus simpatías por el candidato Gustavo Petro, a la vez que nombraron persona no grata al candidato Rodolfo Hernández, quienes participarán en la segunda vuelta.
Sin desconocer el derecho que los asiste como ciudadanos a adherir a cualquiera de las opciones que se ofrecen, y destacando su interés de participar en el debate electoral, debe decirse que ese no es el camino para hacerlo. La universidad es ante todo el escenario donde se debaten las ideas de manera libre, y como tal deben ser espacios abiertos para todas aquellas propuestas y aspiraciones que se hagan con respeto por la diferencia y sin recurrir a las amenazas o a la violencia.
Ese principio debe ser más estricto en la universidad pública, pagada con la plata de todos los colombianos. Por ello debe ser ejemplo de tolerancia y de apertura para que se produzca el debate respetuoso que permita a la comunidad educativa conocer las propuestas y a los candidatos. Lo cual se desvirtúa cuando los partidos se toman las agrupaciones estudiantiles y convierten a los universitarios en defensores y seguidores de una candidatura y enemigos de cualquier otra propuesta, así no sea de su agrado.
Eso está ocurriendo ahora, cuando en las tres universidades se han declarado asambleas permanentes antes de las próximas elecciones y con el pretexto de discutir el futuro de la universidad. Más aún, cuando se conoce que los promotores de esas asambleas, que paralizarán la vida académica, han declarado sus simpatías por el candidato Gustavo Petro y el veto al ingreso del candidato Rodolfo Hernández.
Esos son actos totalitarios que desconocen la democracia y el respeto a la diferencia de opiniones que deben primar en un centro universitario de carácter público, más aún, cuando en muchos casos son acompañados de amenazas y actos de violencia contra quienes piensan distinto o no están de acuerdo con quienes se empeñan en imponer el unanimismo en la universidad. Y como tal, sólo hacen daño a la concordia que debe primar en el debate electoral, además de obstaculizar el derecho a la educación de miles de colombianos y de interrumpir un servicio público.
La universidad es en primer lugar epicentro de tolerancia y no puede ser paralizada por intereses partidistas. Quienes están promoviendo esos actos están causando un grave perjuicio a la democracia, y demuestran la intención de imponer objetivos electorales por encima de la libertad y la educación de quienes no comulgan con sus propuestas y sus candidatos.
Por ello, el señor Gustavo Petro está en la obligación de aclararles a los colombianos si eso forma parte de su campaña y si comparte los llamados que están haciendo quienes se oponen a la entrada del señor Rodolfo Hernández a la universidad pública.
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