El pais
SUSCRÍBETE

Defendamos la democracia

Cali atraviesa momentos difíciles y la mejor expresión de lo que está aconteciendo se refleja en la alerta que lanzó la Defensoría del Pueblo.

18 de enero de 2022 Por: Editorial .

Como siempre ha ocurrido cuando se trata de elegir a los voceros de la voluntad popular en los cuerpos colegiados, la tolerancia en medio de la diferencia y el respeto por las ideas y las propuestas ajenas ha sido una constante en Cali. Y así debe seguir siendo para tranquilidad de todos los caleños y como aporte al fortalecimiento de la democracia colombiana.

Si algo ha caracterizado la política caleña y vallecaucana es precisamente la posibilidad que tienen los aspirantes a ocupar una curul en el Congreso de la República, en la Asamblea Departamental y los concejos municipales de expresar sus ideas y propuestas o de debatir los puntos que interesan a todos los ciudadanos. No importa que tan diferentes sean las posiciones, el respeto y la concordia han estado presente en la actividad proselitista.

Es por eso que llaman la atención los ataques que se están registrando contra algunas sedes de campaña y contra las piezas publicitarias que las leyes permiten a los candidatos instalar en la ciudad. Esas demostraciones de intolerancia no son el reflejo de lo que piensan los caleños y los vallecaucanos y se convierten en mensajes equívocos que perjudican ante todo ese carácter abierto y generoso que en materia política han mantenido por más de cincuenta años.

Es difícil mas no imposible encontrar a quienes promueven esos actos que parecen más bien la prolongación de los hechos y actos de violencia que se tomaron la ciudad a partir del paro del 28 de abril de 2021 y se prolongaron por varias semanas, sembrando el miedo y tratando de dividir la ciudad. Y si bien hasta el momento parecen eventos aislados que no se relacionan con quienes están participando en el debate democrático, empiezan a calar dentro de la sociedad y pueden llevar a mayores consecuencias, si las autoridades no actúan contra sus autores.

Esa actuación es más que necesaria en momentos en que las redes sociales se convierten en hervidero de insultos, noticias falsas y ataques extremos. Por ello los gobernantes, en especial el señor alcalde de Cali, están llamados a encabezar el rechazo a la violencia que está detrás del vandalismo que se expresa en esos ataques.

Cali atraviesa momentos difíciles y la mejor expresión de lo que está aconteciendo se refleja en la alerta que lanzó la Defensoría del Pueblo.
Pero también está más que claro que no son los caleños los que promueven esos conflictos o la violencia que tanto daño le ha causado a la ciudad y a ellos mismos durante el último año. Mucho menos puede afirmarse que aquí existe una confrontación extrema y violenta como la que pretenden dar a entender quienes están destruyendo los símbolos y las sedes de las campañas, sea cual fuere su orientación o partido.

Por ello es necesario alertar a las autoridades sobre lo que está sucediendo con esos ataques. Y llamar a cada uno de los candidatos a cerrar filas en torno a la tolerancia que debe existir para que la democracia exprese la voluntad de los electores y el respeto a la diferencia les permita a todos realizar una campaña que construya en vez de destruir y dividir a la sociedad.

AHORA EN Editorial