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Caos en Egipto

"...Su ubicación y la cercanía de Mubarak con los Estados Unidos y Europa, así como su acuerdo con Israel, ocultaron siempre los reclamos del pueblo egipcio contra el totalitarismo de un régimen que se inició con Anwar El Sadat...".

3 de febrero de 2011 Por:

"...Su ubicación y la cercanía de Mubarak con los Estados Unidos y Europa, así como su acuerdo con Israel, ocultaron siempre los reclamos del pueblo egipcio contra el totalitarismo de un régimen que se inició con Anwar El Sadat...".

La televisión y las redes sociales son los grandes testigos de uno de los fenómenos políticos más importantes para el mundo árabe y para el equilibrio mundial. Pero, ante todo, están mostrando en vivo y en directo la manera como el caos se apodera de Egipto mientras su presidente dictador, Hosni Mubarak, se niega a entregar el poder como lo reclama la muchedumbre reunida en la plaza Tahrir de El Cairo.Después de una semana intensa, llena de demostraciones que la Policía leal al régimen trató de ahogar de manera infructuosa, el pasado martes fue el día del millón en la capital egipcia. El día en que la movilización de quienes exigen la renuncia de Mubarak superó con largueza los cálculos más optimistas de los dirigentes de los partidos opositores. Ese día, y después de una declaración del Ejército que anuncia respeto a los manifestantes y reclama serenidad, la plaza de la Liberación se convirtió en el símbolo y a la vez el hogar de la revuelta. Pero ayer todo cambió. Por los puntos de acceso a la plaza aparecieron partidarios del régimen que atacaron a los contrarios, a caballo, en camello y a pie, blandiendo armas de toda clase y bombas molotov con las cuales tratan de desalentar el movimiento. Aunque la policía represora que causó centenares de muertos y miles de heridos desapareció del escenario, muchos testigos afirman que reapareció vestida de civil. Son las decenas de confontaciones que la televisión, twitter y demás medios sociales transmiten minuto a minuto, a pesar de los intentos por callarlos.Así, el caos se apodera de El Cairo, de Alejandría, de Suez, de muchas otras ciudades. Mientras el Ejército parece un espectador porque no impone orden, Mubarak se mantiene en su propuesta de no renunciar hasta las elecciones de septiembre, a cambio de lo cual ofrece no participar en ellas. Indudable señal de debilidad, que fortaleció a sus opositores y aumentó el tono del reclamo. Y creció la incertidumbre en un país cuya importancia estratégica hace temer a occidente y hace temblar los mercados por las consecuencias que puede tener en el equilibrio entre occidente y el mundo musulmán.Porque esa es la gran importancia de Egipto. Su ubicación y la cercanía de Mubarak con los Estados Unidos y Europa, así como su acuerdo con Israel, ocultaron siempre los reclamos del pueblo egipcio contra el totalitarismo de un régimen que se inició con Anwar El Sadat, y tuvo su apogeo con la hegemonía de 30 años de Mubarak. Ahora, ante lo que parece el final inevitable, Israel guarda silecio y el presidente Barack Obama se esfuerza por parecer aliado de la libertad que reclama la muchedumbre y por tomar distancia de quien fue el amigo de todas las horas de su país. Difícil predecir cómo terminará la rebelión de Egipto e imposible pensar que allí se implantará una democracia al estilo occidental. Habrá que esperar los movimientos del Ejército que parece ser el fiel de la balanza, y la capacidad de la oposición de desmarcarse de los radicalismos para dar una solución que ofrezca más libertades a los egipcios y evite convertir a su patria en otra república fundamentalista que odia a occidente y promueve la yihad islámica.

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