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Bolivia dice no

"Los resultados del referendo que permitiría la presencia de Morales en las elecciones del 2020 le están diciendo que los bolivianos no están de acuerdo con sus deseos. Lo cual crea expectativas sobre cómo será su sucesión, si Evo está dispuesto a permitir una democracia libre o si usará su carisma y su poder como presidente para asegurar la continuidad de su régimen".

23 de febrero de 2016 Por:

"Los resultados del referendo que permitiría la presencia de Morales en las elecciones del 2020 le están diciendo que los bolivianos no están de acuerdo con sus deseos. Lo cual crea expectativas sobre cómo será su sucesión, si Evo está dispuesto a permitir una democracia libre o si usará su carisma y su poder como presidente para asegurar la continuidad de su régimen".

Contra la maquinaria oficial y la influencia en el 90% de los medios de comunicación de su país, la mayoría de los bolivianos le dijeron no a las intenciones de su Presidente de una cuarta reelección. Mediante el voto ponen así punto final al propósito de perpetuarse en el poder al cumplir veinte años en caso de ser aprobado el referendo propuesto. Por supuesto, la reacción de Evo Morales se refirió a la cautela y a la paciencia. Es la mezcla de incredulidad en un resultado que, según el Tribunal Superior Electoral, arroja un 54,6% de votos por el no contra el 45,4% por el sí, escrutado el 80% de las actas. Y de su confianza en el campesinado, que parece esfumarse ante los avances del conteo. Lo que está aflorando es el rechazo a la permanencia ilimitada de un presidente polémico que ha conseguido resultados contradictorios en sus diez años de gobierno. Proveniente de la etnia Aimará, Evo logró conseguir la estabilidad institucional en Bolivia. La razón está en la apertura a los múltiples grupos indígenas que conforman la nación boliviana, mediante una nueva constitución. Sin embargo, el fracaso está en la supuesta democratización de la Justicia, que, según palabras de su vicepresidente “apesta”. “Lo que prima por encima de la verdad son los amigos, el dinero y la presión”, dijo Álvaro García. Y con decisiones audaces como la nacionalización de los hidrocarburos disparó los ingresos de su país, incrementando las reservas de US$ 3.000 millones a US$15.000 millones. Además, y contrario a sus socios del Alba, incentivó la inversión y respetó la iniciativa privada, razón por la cual la inversión extranjera pasó de US$800 millones a US$ 8.200 millones en diez años.Pero surgieron las acusaciones de corrupción contra los jefes de su partido, a quienes sindican de apropiarse de US$6,8 billones. El último escándalo toca la cercanía del Presidente, al denunciarse que una exnovia logró jugosos contratos estatales con la firma de origen chino para la cual trabaja. Y se dice que el 90% de los medios de comunicación bolivianos son de propiedad de sus amigos o contratan grandes sumas con el Gobierno para publicidad, lo que le garantiza un silencio cómplice. Es el desgaste propio de los regímenes que quieren perpetuarse en el poder. Los resultados del referendo que permitiría la presencia de Morales en las elecciones del 2020 le están diciendo que los bolivianos no están de acuerdo con sus deseos. Lo cual crea expectativas sobre cómo será su sucesión, si Evo está dispuesto a permitir una democracia libre o si usará su carisma y su poder como presidente para asegurar la continuidad de su régimen. Por lo pronto, el socialismo siglo XXI que promovieron Hugo Chávez, Evo Morales, Néstor Kirchner y Rafael Correa, recibe otro revés de gran significado. Sin duda, su obsesión por el mesianismo respaldado en el populismo, y las maromas para asfixiar la democracia mediante la reelección, opacaron logros como los de Evo. Los resultados del referendo en Bolivia, la derrota de los Kirchner en Argentina y la tragedia que padece Venezuela, así lo confirman.

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