A salvar el Pacífico

Tan grande como es el océano Pacífico, el más extenso y profundo de la Tierra, son los problemas ambientales que hoy enfrenta. Por ello es necesario unir esfuerzos para detener sus causas y encontrar soluciones a los males que le aquejan.

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17 de jun de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:46 p. m.

Tan grande como es el océano Pacífico, el más extenso y profundo de la Tierra, son los problemas ambientales que hoy enfrenta. Por ello es necesario unir esfuerzos para detener sus causas y encontrar soluciones a los males que le aquejan.

La preocupación la tiene sobre todo el continente americano, que depende en muchos sentidos del Pacífico. Desde Alaska hasta la Patagonia es fuente de sustento para millones de familias; lo que pasa con sus temperaturas se refleja en el clima de la región y su equilibrio ecológico define lo que suceda con miles de especies que habitan en sus mares que se extienden entre el Ártico y la Antártida. Hoy se evidencia un deterioro por múltiples causas que demanda de la intervención de las naciones que lo conforman.

Con esa preocupación, en la pasada Cumbre de las Américas se definió una coalición de nueve países para tomar las decisiones que se requieren para proteger al Pacífico. De ella hacen parte Colombia, Chile, Perú, Costa Rica, Panamá, Ecuador, México, Canadá y los Estados Unidos, que esperan dar pasos concretos y conjuntos para hacerle frente a las amenazas climáticas que afectan al océano que comparten.

¿Por qué la preocupación? Porque en los años recientes se ha evidenciado un aumento en los niveles de acidez de sus aguas, lo que destruye la vida que alberga. Así mismo aumentan los vertimientos de aguas contaminadas y de basuras al punto que ya se han encontrado desperdicios humanos en el punto más profundo del océano, la Fosa de las Mariana, a 11.000 metros de profundidad. Y se estima que al año llegan a su mar unos 15 millones de toneladas de plástico.

Los efectos ya se ven en el calentamiento de las aguas que obliga a colonias de animales a desplazarse de sus hábitats naturales, las islas de plástico afectan los ecosistemas y la población de peces disminuyen por esas razones y por la sobreexplotación pesquera, con consecuencias directas sobre la pesca artesanal de la que derivan su sustento las comunidades del litoral.

Como hay tantos enemigos, es deber de la humanidad enfrentarlos, en lo que tiene un papel fundamental la ‘Coalición Américas por la Protección del Océano’, como se le ha denominado. Su primera tarea será aumentar las zonas de protección marina, sin importar las fronteras físicas. Colombia y naciones como Chile ya trabajan en ello y se han comprometido a que al menos el 30% de sus zonas marítimas sean reservas naturales en los próximos años.

La vigilancia conjunta es inaplazable, para evitar que los recursos naturales se sigan extrayendo sin control como sucede en el Pacífico colombiano donde la pesca ilegal es imposible de detener pues no hay la capacidad necesaria para custodiar sus mares. Y cada país debe adelantar sus políticas internas para evitar que las basuras, las aguas contaminadas y el plástico sean el enemigo feroz del océano.

Ojalá esta vez las Américas se unan en torno a ese objetivo, cumplan sus compromisos y se conviertan en ejemplo para el mundo de que sí es posible pasar de las promesas a los hechos para conseguir los resultados que demandan el medio ambiente y la especie humana.

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