Columnista
Un tema eterno
Los incentivos múltiples y de diversa naturaleza que se han creado para propiciar la participación de la ciudadanía en las elecciones no logran movilizar realmente el 50 % de abstencionistas...
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15 de nov de 2025, 01:06 p. m.
Actualizado el 15 de nov de 2025, 01:06 p. m.
El 3 de abril de 2004, publiqué una columna en El Tiempo, titulada “Otra vez la financiación política”. Y este fin de semana publico en el Nuevo Siglo una columna que se titula “Otra vez”. Me sorprendió que al revisar el libro que escribí sobre el tema en el año 2004, y publicado por Ariel, ciencia política, había difundido un texto con el mismo título. Eso muestra lo obsesivo que soy frente a algunos problemas que no encuentran una solución apropiada.
No me refiero, no sé a cuántas columnas, ensayos y tal vez algún otro libro publicados sobre este mismo importantísimo asunto, porque supongo que tan sólo ello sirve para reafirmar el carácter tan obsesivo de muchos de mis textos.
Estamos en 2025, se sabe que hay muchísimas organizaciones criminales con recursos financieros muy grandes y que siempre están listas para financiar las campañas individuales de muchos políticos. Sabemos que hay más de 127.000 candidatos a los distintos puestos de elección popular. Y es apenas elemental preguntarse quién financia los costos de buena parte de estos candidatos. Nos preocupa el tema de las campañas presidenciales, sin que hayamos logrado mayor claridad al respecto ni resultados significativos con respecto al contenido de los hallazgos que existen.
Y es evidente que la desconfianza en la política, en los políticos, en las corporaciones públicas, en los cargos locales de elección popular, se ha ido deteriorando. Los incentivos múltiples y de diversa naturaleza que se han creado para propiciar la participación de la ciudadanía en las elecciones no logran movilizar realmente el 50 % de abstencionistas, así, en algunos casos, esas cifras se disminuyen en un porcentaje mínimo. Hay un voto disponible enorme que ninguna fuerza política, no importa su orientación, logra penetrar o atraer o seducir.
Nuestras instituciones de autoridades gozarían de mucha mayor legitimidad. Sí, por lo -1 30 % de esos abstencionistas, se movilizaran en nuestro proceso electoral. Y paradójicamente, nuestros partidos políticos, y ya son muchos, aunque reciben un presupuesto estatal, según los votos que obtengan, realmente no tienen los recursos necesarios para estar en contacto permanente con su electoral y ello contribuye a la volatilidad que ha venido caracterizando el comportamiento electoral de los colombianos. Ya hace muy difícil que las plataformas partidistas lleguen a sus militantes y simpatizantes, y así la socialización política se hace muy difícil. Por eso tenemos una ciudadanía aún la participante que no está muy consciente de lo que ocurre en la vida política, bueno o malo. Tenemos una ciudadanía muy precaria.
Lo mejor sería que cada ciudadano pudiera contribuir así fuera en forma mínima a la actividad del partido o la fuerza política de su preferencia. Así ocurre en algunos países, por ejemplo en Alemania, en donde los ciudadanos en la declaración de renta señalan una mínima contribución para su partido político. Y es así como sus fundaciones, existen en muchos países de América Latina y de otros continentes y tienen la capacidad de contribuir al debate político y la formación de líderes. Impresionante. Ningún partido colombiano ni todos juntos podrían hacer algo parecido en un solo país extranjero.
Ayudaría mucho a la fortaleza de nuestra democracia, vincular más a la ciudadanía con la financiación de sus entes políticos preferidos, porque ello ayudaría a un mayor compromiso con la vida pública, y le permitiría a las fuerzas políticas tener mayor comunicación con los ciudadanos y así contribuiría a mejorar la calidad de nuestra vida democrática.

Experto en Ciencias Políticas, profesor y diplomático. Estuvo vinculado a la Universidad de los Andes por 23 años, durante los cuales enseñó Ciencia Política y ocupó varios cargos como Rector Encargado, Vicerrector y Decano de Ciencias Políticas, entre otros. Se ha desempeñado como Embajador en Canadá, Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas, Embajador en Inglaterra, Ministro Plenipotenciario en Washington y encargado de Negocios. Fernando Cepeda Ulloa ha sido Ministro de Gobierno, de Comunicaciones, Consejero Presidencial y Viceministro de Desarrollo Económico.
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