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Un año todavía

Un reto importante para los candidatos y para todos los colombianos en los meses que vienen es el de esforzarse para que la conversación sea sobre los temas relevantes

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Ricardo Villaveces Pardo.
Ricardo Villaveces Pardo. | Foto: El País

9 de ago de 2025, 03:29 a. m.

Actualizado el 9 de ago de 2025, 03:29 a. m.

Un año, que va a parecer eterno, es lo que queda de este lamentable gobierno. Un sentimiento muy generalizado es el de angustia por los daños que aún puede hacer en los días que le quedan. Petro no es un estadista ni alguien con un proyecto claro de Estado, sino alguien incompetente como administrador público, incapaz de formar equipos y de construir consensos al interior de su propio gobierno. Alguien con una carga ideológica tan grande que le impide ver otras opciones a las que tiene en su cabeza, inspiradas en una mirada completamente anacrónica proveniente de lecturas y líderes políticos que estuvieron en boga el siglo pasado. Teorías que lo obnubilan y enceguecen frente a las realidades de hoy.

Su discurso sobre la necesidad de ‘cambio’ fue acertado, pues leyó de manera adecuada lo que muchos colombianos sentían como una necesidad. Sin embargo, la falta de una visión estratégica y el simplismo de pensar que todo se soluciona si se le entrega al Estado lo ha llevado a limitarse a lo que sí sabe hacer, que es agitar, impulsar el descontento y quedarse en modo campaña de manera permanente.

Ese papel lo desempeña con habilidad y sabe que para evitar que sus inmensas fallas como mandatario queden en evidencia, debe controlar lo que denominan la ‘conversación nacional’. Sus anuncios y pronunciamientos diarios, algunos con cierta lógica y otros completamente absurdos, solo buscan poner al país a hablar sobre él y distraer la atención de lo que deberían ser las prioridades de un gobierno serio.

Un reto importante para los candidatos y para todos los colombianos en los meses que vienen es el de esforzarse para que la conversación sea sobre los temas relevantes y críticos para la nación, y no sobre las ocurrencias de alguien que ha demostrado su incapacidad como gobernante y poco interés por el progreso del país.

Su personalidad egocéntrica y narcisista le ha impedido aglutinar a su gente alrededor de un proyecto que vaya más allá de su pretendida estatización y sus ocurrencias. De igual manera, ha alejado a personas que han mostrado ser más serias en sus posiciones y se ha quedado con funestos personajes como Benedetti, Saade y, según dicen los medios, con extraños espontáneos como las hermanas Guerrero.

En año electoral, las posibilidades del gobierno en el Congreso son cada vez menores. Sujetos como Montealegre lo seguirán impulsando, entonces, a expedir decretos que se caerán, pero en el entretanto harán daño.

La campaña no puede quedarse en esos temas. Lo que se necesita es personas con una visión de país, que construyan esperanzas y que tengan en cuenta los problemas que se han visibilizado a lo largo de estos tres años para que se puedan hacer los verdaderos cambios que sean necesarios, sin destruir lo que tanto ha costado construir.

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.

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