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Señor, ¿Son pocos los que se salvan?
Quienes están con Jesús no logran descubrir quién es él y su poder salvador. De allí estas preguntas y otras que surgen en distintos momentos del trasegar misionero de Jesús con sus discípulos.
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24 de ago de 2025, 01:18 a. m.
Actualizado el 24 de ago de 2025, 01:18 a. m.
Por: Monseñor Luis Fernando Rodríguez V., arzobispo de Cali.
Podemos vernos reflejados en el miedo de los discípulos en la tormenta, que es el miedo de gran parte de la humanidad. No obstante, en el corazón del Jubileo confesamos que ¡hay esperanza! La hemos encontrado en Jesús, el Salvador del mundo. Él sigue calmando soberanamente la tormenta. Su poder no perturba, sino que crea; no destruye, sino que llama a la existencia, dando nueva vida. Y nos preguntamos: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?» (Mt 8,27). (Papa León XIV, Homilía 9 de julio de 2025).
Quienes están con Jesús no logran descubrir quién es él y su poder salvador. De allí estas preguntas y otras que surgen en distintos momentos del trasegar misionero de Jesús con sus discípulos. Son las mismas que en medio de las situaciones de dolor e incertidumbre nos podemos hacer también nosotros hoy. ¿Y quién puede salvarse? ¿Son pocos los que se van a salvar?
Detrás de estas preguntas está el sueño de quienes pensamos que nuestra vida no termina aquí, que hay una promesa de salvación para quienes asumen sus compromisos de amor, servicio, construcción de paz y fraternidad. Es el significado de “entrar por la puerta angosta” de la que habla el Evangelio de este domingo (Lc. 23, 24). En otras palabras, la vida fácil y sin cruz, en vez de construir, destruye; en vez de liberar, esclaviza; en vez de dar felicidad, genera tristeza y vacío.
Es cierto que la sociedad ha alcanzado mucho en la llamada calidad de vida, y muchos han creído que obtener las cosas de manera rápida, sin esfuerzo y con lucro exagerado, es el ideal. Pero no es tan cierto. Esta manera de pensar es en parte lo que nos lleva a la debacle ética y moral que mina el valor y dignidad de la vida humana, y nos convierte de hermanos en contendores, en adversarios y enemigos.
¿Quién podrá salvarnos de la percepción de una vida sin sentido y sin futuro? El papa León XIV afirma que debemos unirnos en un mismo sentir pues si duda que hay esperanza. ¡La hemos encontrado en Jesús, el Salvador del mundo!
La vida eterna, que esperamos disfrutar, es decir, la salvación, se construye desde esta tierra en doble vía: Dios Padre, nos la regala en su hijo Jesús y nos muestra el camino al cielo; y a nosotros nos toca responder para que al final pueda decir a cada uno “entra a la casa de tu Señor… pues pasaste la vida haciendo el bien”. Esa es la verdadera felicidad, la llave para entrar al cielo.
El miedo de la humanidad, de la que habla el papa León XIV, se mitiga con la confianza en aquel que todo lo puede, Cristo Jesús. A Él encomendamos nuestro mundo para el que pedimos el don de la paz y el cese de la guerra.
Mensaje escrito por el Arzobispo de Cali y sus obispos auxiliares para los lectores de El País.
6024455000






