Conductas reprobables

Es increíble que nuestra sociedad continúe mostrando conductas reprobables, tanto desde el punto de vista individual como colectivo. El mal uso de la pólvora en primer lugar. La terrible demostración de patanería que se vivió en Medellín tras el último clásico de fútbol incluyó como nefasto protagonista a la pólvora.

¿Cuántas veces se ha prohibido en este país el uso de la pólvora? El espectáculo pirotécnico es muy atractivo en cortos periodos de tiempo y siempre que sea manejado por expertos. En las grandes capitales del mundo, los fuegos artificiales forman parte de las celebraciones, pero, repetimos, siempre que sean conducidos por expertos.

Lo que no puede seguir sucediendo en Colombia es el libre acceso a la pólvora. En cualquier horario, los alborotadores alteran la tranquilidad y aterran a pájaros y mascotas. Las salas de urgencias de los hospitales son testigos de quemaduras y amputaciones que sobrevienen al abuso indiscriminado de la pólvora.

Las municipalidades deberían encargarse de una vez por todas de la adquisición de pólvora y de la organización de los eventos que incluyen fuegos artificiales. La tranquilidad de las personas está en juego. A los nuevos miembros de las familias colombianas que son los animales domésticos hay que protegerlos para que el pavor de los estruendos no los desoriente y confunda.

¿Cómo entender que la gente siga conduciendo bajo el efecto del alcohol o de las drogas? Manejar un vehículo es per ce una actividad riesgosa. La probabilidad de causar accidentes fatales es muy alta y arruinan la vida de víctimas y victimarios.

En una sociedad civilizada el respeto a la autoridad es un eje fundamental. Pero aquí cualquier ciudadano protesta, vocifera y agrede a los agentes que organizan el tráfico en las ciudades. Resulta difícil de creer que los ciudadanos entiendan como una ofensa la exigencia de documentos que los agentes de tránsito tienen que hacer en ocasiones.

Pero la cereza del pastel corre por cuenta de nuestro actual presidente, de quien Antonio Navarro Wolff dijo que “nunca desmovilizó el espíritu”.

El comentario público hecho por nuestro jefe de Estado con motivo de la elección del nuevo Presidente de Chile es absolutamente vergonzoso. Cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre José Antonio Kast, es forzoso reconocer que su elección fue producto de un proceso interno electoral hasta ahora admirable.

El actual presidente de Colombia nunca entendió que las consideraciones de Estado van por un camino y las posiciones personales fundadas en resentimientos van por otro. Hay que decirles a nuestros hermanos chilenos que los gobernantes colombianos a través de la historia no han sido así.

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Posdata: ¡Qué chévere! Mientras a casi tres millones de personas que habitamos en el suroccidente del Valle y en el norte del Cauca un capricho presidencial niega la financiación del tren de cercanías, al altiplano cundiboyacense se le aseguran dos conexiones ferroviarias nuevas, además del Metro que recorrerá las calles de la capital.

Es urgente redefinir la distribución territorial de los dineros públicos, para evitar que en el futuro otro capricho gubernamental continúe asegurando la desigualdad entre el centro y la periferia del país. Esperamos que el nuevo Congreso que se elegirá en 2026 resuelva esta inequidad.