Reforma laboral o consulta popular

Un dilema que en los próximos días tiene que resolver la plenaria del Senado de la República es si opta por aprobar el proyecto de texto de la reforma laboral que le presente la Comisión IV del Senado y cuyo origen está en la plenaria de la Cámara de Representantes del mismo Congreso de la República o, en su defecto, opta por aprobar la segunda versión del texto de consulta popular que el pasado 22 de mayo le presentaron a nombre del Gobierno Nacional los Ministros de Salud, Gobierno y Trabajo, desconociéndose con ello, que de acuerdo a la Constitución Nacional, es un derecho indelegable del presidente de la República democráticamente elegido por la población colombiana.

En lo fundamental, con ligeros matices, el proyecto de ley de Reforma Laboral y el texto de la consulta popular tienen más coincidencias que diferencias y ambas no recortan derechos laborales a los actuales trabajadores o a quienes aspiren a conseguir un empleo en el futuro.

Algunas personas, con toda razón, me han preguntado en varias ocasiones, ¿entonces, Angelino, en dónde radican las diferencias fundamentales entre la una y la otra? A las mismas me he limitado responderles a partir de mi propia experiencia como exdirigente sindical que fui hasta el año de 1992, y como ex constituyente y exministro de trabajo.

Si la plenaria del Senado de la República logra aprobar el proyecto de Reforma laboral por mayoría de senadores en la Comisión IV y en la Cámara se llega a la conciliación del mismo, inmediatamente pasará a sanción presidencial y a revisión de la Corte Constitucional, para luego, por tardar, en unos dos meses convertirse en nueva ley de la República, de obligatorio cumplimiento para todos los servidores públicos y demás personas que habitamos en Colombia.

Mientras tanto, si todo marcha bien y en la plenaria del Senado de la República se logra aprobar por mayoría de votos el texto de la consulta popular presentado por los tres ministros a nombre del Gobierno Nacional, dicho texto deberá someterse posteriormente a una votación popular, la cual para que sea válida debe sacar por el sí o por el no, un mínimo de 13.600.000 votos porque, de lo contrario, no será válida, perdiéndose con ello todos los esfuerzos e ilusiones gubernamentales y sociales, como también los 700 mil millones de pesos que vale la realización de dicha consulta.

Pero, además, si lograra sacar ese mínimo de votos, las 16 preguntas que conforman la consulta popular deben volver al Congreso de la República para su aprobación como ley, la cual luego tiene que ir a sanción presidencial y a revisión de la Corte Constitucional. Es decir, por bien que marquen los tiempos, solo se volvería una realidad a mediados del año 2026.

Con todo respeto, considero que algunas personas, tanto del Gobierno Nacional como de los diversos sectores sociales, no deberían olvidar el refrán popular que dice “más vale pájaro en mano que cien volando”.

He querido hacer de manera pedagógica el anterior recuento, para recordar al Gobierno Nacional, trabajadores y empresarios que el mejor camino que tenemos en Colombia para ir construyendo una nueva cultura de las relaciones laborales, es la del diálogo social, cooperación y entendimiento entre esos tres sectores que han sido, son y seguirán siendo fundamentales para el logro de la democracia en Colombia y para contribuir a que las empresas, sean públicas o privadas, se constituyan en una especie de casa común donde tienen que convivir diariamente y encontrar mecanismos de entendimiento, respeto y cooperación entre los empresarios y los trabajadores de manera permanente, y para que juntos con el Gobierno Nacional, promuevan y aporten a la generación de riqueza y de empleos decentes en nuestro país.