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De la hegemonía conservadora, nadie es rescatable.
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4 de sept de 2025, 03:31 a. m.
Actualizado el 4 de sept de 2025, 03:31 a. m.
En estos días de forzado encierro domiciliario por el cuidado que debo de tener luego de la intervención quirúrgica cerebral, de la que salí bien librado, pues ya recuperé la estabilidad al caminar y la mano derecha pudo volver a escribir, dediqué varias horas a estudiar el desempeño de los presidentes de la República, liberales y conservadores, entre 1885 y 2002, desde Rafael Núñez a Andrés Pastrana.
Dejo de lado a los mandatarios de la época conocida como Liberalismo Radical, que surgió de la Constitución de Rionegro de 1863 porque en sus 20 años los periodos fueron de solo 24 meses.
De la etapa analizada, rescato el quinquenio de Rafael Reyes, que adelantó importantes obras de infraestructura, pero se le salió el godo y se convirtió en dictador, al punto de sufrir el atentado en Barrocolorado, cuyos autores fueron condenados al pelotón de fusilamiento.
También conservador, pero ya en el Canapé Republicano, Carlos E. Restrepo adelantó una administración amable con los liberales, que pudieron elegir a más de un parlamentario. Rafael Uribe Uribe al momento de su asesinato era el único representante a la Cámara del partido del trapo rojo.
De la hegemonía conservadora, nadie es rescatable. Ni Concha, ni Suárez, ni Pedro Nel Ospina, ni Abadía Méndez, todos ellos impuestos por el Arzobispo de Bogotá, no dejaron huella de su tránsito por el Palacio de la Carrera. Al último se le carga la masacre de las bananeras en Ciénaga en 1928, cuando el general Carlos Cortés Vargas, comandante del Ejército, ordenó disparar contra los trabajadores de la United Fruit Company, que estaban en huelga, causando centenares de muertos.
Gracias a la división azul entre el maestro Guillermo Valencia y el general Alfredo Vásquez Cobo, el liberalismo triunfó en 1930 e inició la República Liberal.
Enrique Olaya Herrera (1930-1934), Alfonso López Pumarejo (1934-1938 y 1942-1945), Eduardo Santos (1938-1942), y Alberto Lleras (1945-1946), quien reemplazó a López que renunció porque la oposición dirigida por Laureano Gómez hizo imposible su continuidad en el cargo. Todos fueron excelentes ejecutores de los principios liberales.
Dividido el Partido Liberal, perdió el poder y ascendió a la presidencia Mariano Ospina Pérez, quien permitió que las armas oficiales fueran disparadas contra los liberales para facilitar, como era su compromiso, que Laureano Gómez triunfara en 1950, tal como sucedió, pues el partido opositor declaró la abstención electoral porque 15 días antes de los comicios la tropa disparó contra su candidato Darío Echandía, quien se salvó, pero murió su hermano Vicente, que iba a su lado en la Plazoleta Bavaria en Bogotá.
Ya en el Frente Nacional, volvió Alberto Lleras, y también llega Carlos Lleras Restrepo, a mi juicio el mejor presidente de nuestra historia republicana. Les siguieron Misael Pastrana, Alfonso López Michelsen, Julio César Turbay, Belisario Betancur, Virgilio Barco, César Gaviria, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, últimos mandatarios arropados por las banderas rojas y azules.
De ahí en adelante, los partidos tradicionales desaparecieron, y surgieron dirigentes de derecha, con excepción de Juan Manuel Santos, y ahora tenemos el primer presidente de izquierda, Gustavo Petro, quien soporta la más recia oposición que registran los anales políticos de Colombia. Pero ahí está con el 40 % de opinión favorable, que le permitirá que el candidato del Pacto Histórico gane en 2026.

Abogado con 45 años de ejercicio profesional. Cargos: Alcalde de Tuluá, Senador y representante a la Cámara, Secretario de Gobierno y Secretario de Justicia del Valle. Director SAG del Valle. Columnista de El Pais desde 1977 hasta la fecha.
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