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Nos unimos o nos hundimos (II)
El Área Metropolitana del Suroccidente Colombiano es un vehículo para que un sistema de ciudades que tienen interdependencia se asocie para poder avanzar, competir y buscar objetivos de desarrollo conjuntos.
Hace unas semanas, en octubre pasado, escribí en este mismo espacio sobre la importancia de unirnos para poder avanzar. Daba como ejemplo -o, más bien, como la gran oportunidad para hacerlo- el caso del Área Metropolitana del Suroccidente Colombiano, que se votará el domingo 24 de noviembre. Planteamos sus bondades, las cuales considero que no vale la pena repetir. Sin embargo, en estos días he visto en redes y en otros escenarios algunos argumentos que creo que se deben aclarar, pues de no hacerlo se van creando mitos que flaco favor le hacen al proceso.
El primero de ellos es sobre el temor a que se pierda la autonomía de los municipios que la conforman y que Cali sea la que se lleve todos los beneficios. Lo primero que habría que decir es que el municipio más grande no absorbe a los más pequeños, como dicen por ahí. Los municipios continuarán ostentando su autonomía fiscal para el recaudo de sus propios recursos, así como realizar o no los incrementos en el avalúo catastral, no pierden representatividad política, se mantienen los concejos y las autoridades departamentales. Podrán seguir definiendo las estrategias y lineamientos para gestionar la oferta de vivienda, entre otras muchas acciones.
El otro mito que ha venido haciendo carrera es que los demás municipios que conformen el área quedarán sujetos a lo que Cali disponga. Esto es falso, puesto que una vez aprobada el Área Metropolitana se crea una junta que es la que la rige. Esa junta será integrada por todos los municipios que la conforman, cada uno de los cuales tendrá un solo voto en la junta. Por lo tanto, Cali tendrá tan solo un voto, igual que los demás municipios. En consecuencia, las decisiones se toman por mayoría en la junta; y, como ya lo expliqué, todos pesan igual.
En Palmira, quienes no están de acuerdo, dicen que al crearse el Área Metropolitana el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón deja de ser de los palmiranos y se vuelve del área o, peor aún, de Cali. Esta es otra mentira que circula con el fin de desinformar. Cada municipio mantiene sus activos y potencialidades, lo único que cambia es que ya habría una figura que les permite colaborar y trabajar mejor en equipo, para salir adelante, pero juntos.
El mejor ejemplo de esto fue la COP16. Revisemos: Los visitantes y delegados llegaron a nuestra región por el aeropuerto que queda en Palmira. Se alojaron principalmente en Cali, pero muchos se quedaron en varios de los municipios vecinos, incluso en algunos de los corregimientos. Las personas que formaron parte de las delegaciones se reunieron en el centro de eventos que queda en Yumbo. Los fines de semana salieron a conocer los alrededores. Toda una región volcada de manera armónica para que este evento saliera bien. Todos pusieron su granito de arena y la COP fue exitosa en gran medida debido a ese esfuerzo conjunto que se realizó, gracias a la unión.
El Área Metropolitana del Suroccidente Colombiano es un vehículo para que un sistema de ciudades que tienen interdependencia se asocie para poder avanzar, competir y buscar objetivos de desarrollo conjuntos. Hoy no compiten los países, compite la agrupación de ciudades.
En fin, no voy a repetir lo expuesto en mi columna anterior sobre el tema, pero la conclusión sigue siendo la misma: O nos unimos o nos hundimos.