Tierra sin campesinos
La reforma agraria ya comenzó a buen paso
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22 de oct de 2022, 11:40 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:14 p. m.
Un serio riesgo que tiene el país es que cuando se complete la reforma agraria que ya ha iniciado con mucha decisión el gobierno, y los campesinos tengan la tierra, junto con el crédito, la asistencia técnica, los canales para comercializar sus productos, y todo lo que necesitan para desarrollar sus proyectos productivos, se continúe la tendencia de despoblamiento del campo y la tierra se quede sin campesinos.
La reforma agraria ya comenzó a buen paso. La ministra de Agricultura, Cecilia López, anunció la titulación de 618.000 hectáreas que ya se están repartiendo y que se tienen identificadas otras 125.000 hectáreas expropiadas a los narcos; también se firmó un acuerdo con Fedegan para la compra de tres millones de hectáreas. Además se están consiguiendo los recursos para implementar todos los elementos del desarrollo rural integral.
Pero desde hace casi un siglo se inició un masivo proceso de migración del campo a las ciudades. Hacia 1950 en el campo vivían cerca del 60% de los colombianos, medio siglo más tarde este porcentaje había bajado al 30%, y hoy solo un poco más del 20% de la población vive en la zona rural.
Esta tendencia a la urbanización del país se refleja también en la dinámica del empleo. Entre 2001 y 2021 se crearon en el país 5,4 millones de empleos, pero de estos solo 316.000 (menos del 6%) fueron en la zona rural. La tasa anual de crecimiento del número de ocupados en las ciudades fue del 42%, mientras que en el campo fue de solo 7,1%, a pesar de que el PIB agrícola creció 65% en el mismo período. Como consecuencia en varias regiones del país se siente ya una escasez de mano de obra para las labores agropecuarias, a pesar de los migrantes venezolanos que han aumentado un poco la oferta de mano de obra.
No hay duda que los campesinos despojados de sus tierras quieren volver a sus parcelas, y que los que siempre han trabajado en campo ajeno esperan con ansia la posibilidad de tener su propio terreno. Lo que no es seguro es que sus hijos quieran quedarse en el campo realizando las mismas labores a sol y agua con las que envejecieron sus padres y abuelos, o más bien prefieran migrar a las ciudades buscando mejores oportunidades y sobre todo mejor calidad de vida.
Porque la realidad es que en la ciudad los jóvenes tienen la posibilidad de obtener vivienda propia con los subsidios públicos, así como acceso a mejores escuelas donde sus hijos no tienen que caminar kilómetros diarios, y servicios de salud mucho más completos que los precarios puestos de salud de sus veredas.
Ante esta realidad es indispensable incluir como uno de los elementos de la reforma agraria la provisión de bienes públicos que mejoren la calidad de vida de los campesinos. No es suficiente que tengan un pedazo de tierra propia o que logren mayores ingresos en sus proyectos productivos; tampoco que tengan oportunidades de trabajo decente como mejores salarios y prestaciones sociales.
Vivienda digna, educación de calidad para sus hijos y acceso a servicios de salud son elementos esenciales para que los campesinos, en particular los jóvenes quieran permanecer en el campo. Es obligación prioritaria del Estado ofrecer estos bienes públicos en todo el sector rural del país para que la tierra no se quede sin campesinos.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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