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Los medios de comunicación y el terrorismo

Se trata de una violencia planeada, calculada y, -en la opinión de quienes la ejercen- necesaria para derrocar un régimen opresivo o crear una sociedad mejor.

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Rodrigo Guerrero Velasco.
Rodrigo Guerrero Velasco. | Foto: El País.

27 de ago de 2025, 02:41 a. m.

Actualizado el 27 de ago de 2025, 02:41 a. m.

Con ocasión de los frecuentes ataques terroristas que se presentan en Colombia, he recordado el aforismo de Walter Reed, el médico norteamericano designado por los EE. UU. para combatir el paludismo y la fiebre amarilla, dos enfermedades que habían acabado con decenas de miles de trabajadores y que habían impedido la construcción del canal de Panamá. En ese momento ya se conocía la importancia de los mosquitos en la transmisión de esas dos enfermedades. “Para poder controlar los mosquitos hay que primero aprender a pensar como mosquito”, sentenció Walter Reed, y por esa razón estudió cuidadosamente el ciclo de vida, los hábitos de picar, sus sitios de reproducción, etc. de los mosquitos y gracias a este conocimiento se pudo construir el canal.

Descubrió, por ejemplo, que los recipientes con agua que se colocaban en las cuatro patas de las camas hospitalarias para prevenir las hormigas eran criaderos muy efectivos de los mosquitos. Una persona podía hospitalizarse por un problema respiratorio leve y salía infectada con una malaria mortal.

La palabra ‘terrorismo’ tuvo su origen en el ‘Régimen del Terror’ impuesto por Robespierre en la Revolución Francesa, cuando utilizó la violencia como herramienta política con el fin de lograr una sociedad nueva y mejor. Podríamos decir que terrorismo es el uso de la violencia para lograr objetivos políticos. Se trata de una violencia planeada, calculada y, -en la opinión de quienes la ejercen- necesaria para derrocar un régimen opresivo o crear una sociedad mejor. El terrorista suele definirse a sí mismo como un ‘altruista’, quien, a diferencia del criminal, no busca el beneficio personal, sino que lucha por una causa que ellos piensan justa. Por eso suelen utilizar nombres como luchadores por la libertad, o son miembros de un ejército de liberación o participantes en una guerra santa.

El terrorismo puede tener consecuencias insospechadas. Una célula terrorista que luchaba por la independencia Serbia asesinó al Archiduque Fernando en Sarajevo, crimen que desencadenó la Primera Guerra Mundial y produjo la muerte de millones de jóvenes. El más reciente ejemplo es el ataque de Hamás en Israel, que desencadenó una guerra que va a completar tres años y sigue siendo la primera página. Los muertos los pone el pueblo palestino mientras Hamás sigue aprovechando el afán noticioso de los medios.

El acto terrorista, aunque objetivamente puede no tener gran importancia, está diseñado para atraer la máxima atención y lograr a través de la publicidad una amplia difusión del mensaje. La intención terrorista se ve compensada por el afán de sintonía de los medios de comunicación, que actúan, frecuentemente, como cómplices involuntarios. Las noticias violentas, las fotografías de los destrozos y el terrorismo aumentan la audiencia. El drama humano y los testimonios personales de los afectados contribuyen poco a aclarar lo ocurrido, pero mejoran ‘rating’. El síndrome de la ‘chiva’, pasa por encima de toda consideración personal o política. Pienso que los medios de comunicación deben reflexionar sobre este problema y tomar medidas. En las épocas del Sendero Luminoso en el Perú, los medios tomaron la decisión de nunca abrir los programas con las noticias terroristas y solo pasarlas en medio de sus programas.

Pero ahora ha aparecido una forma mucha más amplia y de fácil y rápida difusión de las malas noticias: el internet y las redes sociales. Una mala noticia es difundida casi al instante por miles de personas que mantienen, cada uno en su ámbito, contacto permanente con grupos de amigos y cada cual le añade su comentario personal de lo grave de la situación del país. Pienso que esto debería ser motivo de una seria reflexión entre los ‘chat groups’. Conozco algunos, que por principio nunca retransmiten a sus grupos malas noticias, como una forma responsable de no hacerles el trabajo a los terroristas. Si Margaret Thatcher, la dama de hierro y primera ministra de Gran Bretaña que enfrentó el terrorismo del IRA viviera ahora, habría incluido el internet y habría afirmado en su conocida frase: ¡Los medios de comunicación (y el internet) son el oxígeno del terrorismo!

exalcalde de Cali y político

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