Columnista
Las locuras
Esta dedicación de García al universo femenino contrasta con el universo literario de su padre, Gabriel García Márquez.
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21 de nov de 2025, 02:15 a. m.
Actualizado el 21 de nov de 2025, 02:15 a. m.
Veo en Netflix la más reciente película de Rodrigo García y me reconcilio con su arte, después de la decepción que me causó su serie Cien años de soledad. Quizás no perdone nunca lo que él hizo con la obra maestra de su padre, pero este nuevo logro suyo da buenos motivos para una reconciliación. Se titula, como esta columna, Las locuras y es una nueva inmersión de García en el universo femenino, que él ha explorado con una atención, una delicadeza y un cuidado verdaderamente ejemplares, sacando a la luz sus luces y sombras, su complejidad inagotable. Lo empezó a hacer con la película de 2000 Cosas que diría con solo mirarte, y lo siguió haciendo con películas igualmente admirables como Madres e hijas de 2009 o 4 días de 2020. Con la película Albert Nobles de 2011, protagonizada por una Glenn Close en estado de gracia, rizo el rizo. Es la historia atormentada de una mujer que en la Gran Bretaña decimonónica se viste de hombre para sobrevivir en todos los sentidos. Con la miniserie Santa Evita de 2022, aceptó el desafío de descubrir la mujer que había en la líder convertida en subyugante leyenda popular.
Esta dedicación de García al universo femenino contrasta con el universo literario de su padre, Gabriel García Márquez. En el cual hay mujeres admirables como Úrsula Amaranta o Remedios la bella, que, sin embargo, son sobrepasadas por el poderío de figuras excesivas como el coronel que no tiene quien le escriba, Aureliano Buendía o el patriarca sin nombre captado en su ocaso. La obra de García Márquez está marcada, además, por un aliento épico en el doble sentido de exaltación del heroísmo de los perdedores y de reivindicación de la vida en común. La filmografía de su hijo, en cambio, no es épica, sino dramática, y en vez de los dilatados horizontes de historia o la leyenda, prefiere los muy próximos de la intimidad. De García podría decirse que es un psicólogo para quien el infierno son los otros, como afirmó Sartre y corroboró el papa Wojtyla.
Estos rasgos de su cine son confirmados por Las locuras y su virtuoso dispositivo narrativo, que entrelaza las historias de 6 mujeres de la Ciudad de México de hoy, todas captadas en momentos de extremada fragilidad psicológica. Podría decirse que son mujeres al borde de un ataque de nervios, si no fuera porque no la caracteriza el tono desenfadado de la película de Pedro Almodóvar, sino el muy sombrío de Amores Perros de Alejandro González Iñarritu.

Historiador y crítico de arte. Profesor de la Unviersidad Europea de Madrid y corresponsal de la revista ArtNexus en España. Es columnista del diario El Pais de Cali desde 1994.
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