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Mario Fernando Prado

Opinión

La Universidad Luis H. Pérez

Este desafío y riesgo lo asumió ese por entonces cuarentón con un puñado de visionarios que le copiaron, lo que se consideró una verdadera hazaña en esa Cali convulsionada...

8 de septiembre de 2023 Por: Mario Fernando Prado

Hace 50 años nació la hoy conocida como la UAO. Un Odontólogo, psicólogo salvó a una institución en vía de extinción debido a problemas internos que logró superar con inteligencia, luego muchos inconvenientes y zancadillas que habría hecho que cualquiera tirara la toalla y no persistiera en lo que pudo ser desde un reto hasta una locura.

Este desafío y riesgo lo asumió ese por entonces cuarentón con un puñado de visionarios que le copiaron, lo que se consideró una verdadera hazaña en esa Cali convulsionada, que despertaba y requería con urgencia más centros educativos superiores. Llamose entonces Corporación Autónoma de Occidente ofreciendo unas pocas carreras tecnológicas en una parte de las instalaciones del Colegio Champagnat en donde funcionó por años, siendo durante ese lapso un patito feo frente a las universidades de ‘mejor familia’ que la miraban con desdén.

Pero entre más dificultades se presentaban, más batallaba este hijo de una educadora maravillosa, como lo fue María Luisa Páez de Pérez, muy conocida por su colegio para señoritas Santo Tomás de Aquino, que funcionó durante décadas en la carrera quinta con calle cuarta en el tradicional Barrio de San Antonio.

Con una visión largoplacista y paralelo al crecimiento de la corporación y a la exigencia académica que ha sido un permanente e irrenunciable común denominador de la institución, creo en el año 80 un fondo pro-sede que le permitió, 20 o más años después, inaugurar sus nuevas instalaciones en el sur de la ciudad en un lote de casi 12 mil metros cuadrados en el que actualmente 8.600 jóvenes cursan uno de sus 72 programas académicos entre pregrados, especializaciones, maestrías y doctorados, dictados por 550 docentes.

Durante todo este lapso, la UAO ha sido fiel a sus principios de inclusión, diversidad y calidad educativa con énfasis en el cuidado del medio ambiente, como puede apreciarse por ejemplo en su hermoso campus universitario en el que se recibe educación con calidad y una visión internacional para quienes serán ciudadanos del mundo.

Con más de 38 mil graduados que hoy ocupan destacadísimas posiciones en las empresas nacionales y en el mundo entero, esta Universidad que celebra sus primeros 50 años de existencia ha tenido -repito- el liderazgo de Luis H., un roble noventón que está en sus cabales y que el paso de los años le ha concedido la sabiduría, la entereza y la experiencia para no pensar en un retiro o cargo honorífico.

Por esta razón propongo que la Universidad Autónoma de Occidente se llame Universidad Luis H. Pérez porque fue él y solo él quien hizo posible este milagro que empezó -me consta- condenada al fracaso, y miren donde está hoy en día.

Sin embargo, creo que Luis H, en su infinita modestia, ajeno totalmente a las figuraciones, discreto y tímido, seguramente está pensando, ruborizado y abrumado que no he dejado de ser ese loco amigo con quien compartimos años de amistad, trabajo en equipo y muchísimo buen humor.

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