Similitudes y diferencias
Petro nació tres años después de que el pueblo de Colombia obligara en 1957 al dictador Rojas Pinilla a abandonar el gobierno. Ambos representan en sus orígenes reacciones contra los regímenes de facto.
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26 de dic de 2021, 11:50 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 07:36 a. m.
No cabe duda: el triunfo del izquierdista Gabriel Boric en las elecciones presidenciales de Chile ha hecho que los ojos y la atención del mundo se fijen en ese país de Suramérica. La circunstancia de que Colombia elegirá presidente en 2022 fuerza a hacer análisis y comparaciones, puesto que la mayoría de las encuestas señalan al también izquierdista Gustavo Petro como líder en la intención de voto.
El punto de partida de los dos personajes no es tan diferente. Boric tenía tres años cuando el pueblo de Chile derrotó a Pinochet en un plebiscito y obligó al dictador a alejarse del poder. Petro nació tres años después de que el pueblo de Colombia obligara en 1957 al dictador Rojas Pinilla a abandonar el gobierno. Ambos representan en sus orígenes reacciones contra los regímenes de facto.
Puede afirmarse que Colombia ya digirió la interrupción del decurso constitucional que representó el cuatrienio de Rojas Pinilla. Con sabiduría indiscutible nuestros gobernantes aplicaron durante 16 años el bálsamo del Frente Nacional para curar heridas y recomponer la marcha institucional del país. Chile, por su parte, aún no ha logrado borrar las huellas del pinochetismo, como pudo verse en el estallido social de octubre de 2019.
El proceso constituyente que vivió Colombia entre 1990 y 1991 apenas lo ha comenzado a experimentar Chile, donde se aprestan a expedir una nueva constitución que borre las huellas autoritarias que dejó Pinochet.
Boric se impuso con una amplia mayoría que interpreta la decisión del pueblo chileno de efectuar un viraje hacia la legalidad democrática.
El nuevo presidente de Chile ha demostrado ser amigo del diálogo y propenso a dar los cambios ideológicos que lo lleven a cumplir su promesa de gobernar para todos. Boric nació en Punta Arenas, pequeña ciudad más chica que Palmira, situada a 3.ooo kilómetros al sur de Santiago. Personas cercanas a su entorno indican que en el hogar de Boric no se habla de política, pues ese es el deseo de la madre del nuevo presidente.
Boric luce como izquierdista en sus actitudes personales, pero no lo es tanto en su ideología y en su manera de actuar. Caso muy diferente al de Gustavo Petro, cuyo perfil antidemocrático está claramente demarcado.
Hace pocas semanas Petro reveló su disgusto por el disenso cuando en la población antioqueña de Jericó manifestó que en ninguna circunstancia daría un permiso minero para explotar cobre en la zona.
“Me tendrían que dar golpe de Estado si quieren abrir huecos para sacar cobre”
No cabe duda de que el problema es la personalidad de Petro. Su arrogancia es proverbial. El otro candidato populista que se ha lanzado en Colombia, Rodolfo Hernández, dice de Petro lo siguiente: “no sabe sumar ni restar, yo sí. Fue pésimo administrador en la Alcaldía de Bogotá. Petro no cree en el capitalismo, pero yo sí”
Las veladas insinuaciones de Petro sobre la posibilidad de decretar expropiaciones se parecen mucho al discurso inicial de Chávez en Venezuela, en la época en que Petro fue asesor del dictador de Barinas para la construcción del socialismo bolivariano. Los resultados de la catástrofe económica y social del país vecino saltan a la vista.
Todo comentario que hace Petro es de inmediato criticado por su inconsistencia, error o sesgo. No cabe duda de que lo inteligente será votar en 2022 por alguien que no sea Gustavo Petro.

Doctor en Jurisprudencia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Abogado en ejercicio. Colaborador de EL PAÍS desde hace 15 años.
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