Nuevo aire
Los colombianos sentimos que se respira un nuevo aire con el cambio de Gobierno, que en sus primeras 72 horas recompuso las relaciones diplomáticas con Ecuador y Venezuela, a pesar del petardo que lanzó su antecesor.Es cierto que el presidente Chávez no es ninguna pera en dulce, pero también es cierto que Uribe manejó a las patadas al líder venezolano, a quien, en rapto de ira tan frecuente en la era uribista, lo mandó a freír espárragos cuando oficiaba como facilitador para buscar la libertad de los secuestrados en poder de las Farc.He tratado, utilizando una réplica de la lámpara de Diógenes, de encontrar un uribista que me diga cómo estaríamos hoy si ese estilo de gobierno se hubiera prolongado en el tiempo. Lo que con tanta esperanza vimos en Santa Marta habría sido imposible con el caballero del poncho y del carriel ni habríamos visto al presidente Correa asistiendo a la posesión de Santos el 7 de agosto.Lo que también escuchamos, atónitos, fue el mensaje destemplado, propio de peleador callejero, que difundió Uribe diciéndole a Chávez: No sea cobarde, no ataque a distancia, algo similar a lo que le dijo a la Mechuda cuando amenazó con abofetearlo en el rostro. Juan Manuel Santos les ha demostrado a sus gobernados cómo será su estilo para conducir el país: serio, sobrio, con gente capaz y no simples mandaderos en los altos cargos, respetuoso de las instituciones y de las instancias judiciales y, sobre todo, con inmejorable manejo del idioma, sin ridículos diminutivos, sin frases horrendas como aquella de que hay que ponerle la horqueta en el pescuezo a la culebra del terrorismo, sin tratar de convertir sus propios pleitos en asuntos de Estado, en fin, cumplir con dignidad y con decoro las funciones presidenciales establecidas en la Carta Política.Y si quiere que vaya más allá, aseguro que no veremos a Esteban y a Martín Santos Rodríguez metidos de empresarios, haciendo uso de información privilegiada para lograr la adjudicación de una zona franca, con carretera que le permita mejor acceso.Como no veremos ese pugilato con la Corte Suprema de Justicia que, a quienes tenemos respeto por las instituciones, nos parecía atroz. Decir que el magistrado Yesid Ramírez es un prevaricador por haber compulsado como era su deber- copias a la Fiscalía para que se investigue una denuncia formulada por el reo ex superintendente de Notariado y Registro habla mal de alguien que juró cumplir las leyes de la República. A ese mismo magistrado, Tomás Uribe lo denunció por prevaricato. Vaya, vaya. Y como le quedaba cuesta arriba la acusación a Chávez ante la Corte Penal Internacional, pues ahí tenía al acucioso abogado Jaime Granados para cumplir esa orden, que no le traerá ninguna sanción al Mandatario venezolano. Puro show para la galería en ese teatro del absurdo que fueron estos ocho años del señor Uribe, hoy en misión de la ONU, que ojalá se prolongue, pues ya presiento lo que será su permanente deseo de ser regente de Santos, parecido a los que imponían las cortes europeas a los monarcas menores de edad.Santos no necesita de regente, por ilustre que sea el aspirante al noble cargo. Tiene sobradas condiciones para ser buen presidente. Que en tan corto tiempo haya destrabado el problema severo con dos países vecinos es prueba de su calidad de estadista. Que el otro se quede quieto en primera.