Columnistas

Inteligencia conversacional

Hay que reconocer que, desde sus orígenes, la humanidad ha cultivado con éxito diversas formas de inteligencia...

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

Cali: Rector Universidad Javeriana Cali, padre Vicente Durán Casas. foto José L Guzmán. El País
Cali: Rector Universidad Javeriana Cali, padre Vicente Durán Casas. foto José L Guzmán. El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

4 de ago de 2025, 02:09 a. m.

Actualizado el 4 de ago de 2025, 02:09 a. m.

Recuerdo que en mis ya lejanos años de juventud escolar, por allá en los años setenta, de pronto se pusieron de moda las calculadoras electrónicas de bolsillo, esos pequeños artefactos cuasi mágicos que sumaban, restaban, multiplicaban y dividían, y obtenían, a velocidad asombrosa, la raíz cuadrada o cúbica de cualquier número, lo que causaba el asombro de todos a los que la precisión de los procedimientos numéricos nos resultaba esquiva.

Creo que era apenas la edad de piedra de la inteligencia artificial, la nueva mejor amiga -compinche o celestina- de la escritura, el pensamiento, y la creación artística de hoy. Sin embargo, hay que reconocer que, desde sus orígenes, la humanidad ha cultivado con éxito diversas formas de inteligencia: inteligencia mítica y simbólica, inteligencia lúdica y artística, religiosa, matemática, emocional, técnica, y, solo hasta ahora (¡eureka!) inteligencia artificial: inteligencia no humana creada por la inteligencia humana.

Vislumbro que debe haber muchas otras formas de inteligencia que aún están por descubrir. Una de ellas, por la que siento una especial atracción, es la inteligencia conversacional, de la que hablaba hace poco la profesora Fanny Franco, de la Universidad Javeriana de Cali, en un artículo aparecido en La Silla Vacía, y que yo, corriendo el riesgo de simplificar demasiado las cosas, resumo así: hay conversaciones poco o nada inteligentes, conversaciones inteligentes, y conversaciones muy inteligentes. Y hay, también, o debería haber, indicadores de calidad conversacional. De ahí la importancia social y el desafío educativo que representa educarse en tener y sostener conversaciones inteligentes, hablar y escuchar con calidad conversacional.

Hay conversaciones inteligentes de muy diverso tipo, y en principio pueden ser sobre cualquier tema. Pueden ser públicas o privadas, y estoy convencido de que no se requiere haber estudiado mucho para tener ese tipo de conversaciones. Una conversación inteligente es aquella en la que los participantes logran conectar sentimientos, ideas e imaginación con palabras adecuadas a un momento conversacional dado. En una fiesta, por ejemplo, en medio del baile y la alegría compartida, no es inteligente conversar dejándose guiar por los métodos del análisis proposicional, y eso por la misma razón por la que, en conversaciones y discusiones políticas tampoco es inteligente insultar a quienes piensan diferente.

La inteligencia conversacional es educable, tanto a nivel personal como social y político, puede aprenderse y también olvidarse, porque procede de la voluntad y de la necesidad de tener conversaciones inteligentes que produzcan resultados. Puede ser estratégica, siempre y cuando logre conectar los sentimientos y las estrategias con el lenguaje adecuado para que la conversación no deje de ser inteligente. Los sentimientos pueden ser hondos y radicales, no hay que reprimirlos o deshacerse de ellos, pero la inteligencia conversacional se muestra precisamente en su capacidad para resignificarlos y convertirlos en comunicación constructiva. Intentar ponerse en los zapatos del otro puede ser un primer ejercicio para desarrollar la inteligencia conversacional, lo mismo que no condenar a nadie, evitar al máximo los juicios morales, y reconocerle a los demás su legítima pretensión de ser escuchado y comprendido.

Así como sentarse a escribir ayuda a clarificar las propias ideas, sentarse a conversar permite que lo que parece imposible comience a ser visto como razonable, sobre todo cuando se trata de asuntos cruciales para la convivencia humana. El Papa León XIV, que como buen discípulo de san Agustín, está familiarizado con las profundidades del corazón humano, ha hablado de “la paz desarmada y desarmante”. Yo diría que la inteligencia conversacional es como la paz: desarmada desarma, pues acoge a los demás desde la interioridad humana.

Rector Universidad Javeriana Cali

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas

Gonzalo Gallo

Columnistas

Oasis