Columnista
Incertidumbre y oportunidad
Para salir adelante es indispensable lanzar una revolución educativa, buscar inversión de fondos climáticos internacionales, atraer grandes empresas para fortalecer la infraestructura...
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18 de oct de 2025, 01:05 a. m.
Actualizado el 18 de oct de 2025, 01:05 a. m.
Vivimos en una era en la que las fuerzas globales cambian cada hora con consecuencias enormes que afectan a los gobiernos, las empresas y las vidas de ciudadanos del mundo entero. Las múltiples guerras, la ruptura de la democracia, el apetito por el extremismo y los vaivenes económicos son tendencias en todas las esquinas del mundo. Lo más complicado es que esta situación volátil tanto política como económica va para largo. En este río revuelto, existen grandes espacios para que América Latina se convierta en un jugador estratégico.
La palabra de moda es fragmentación, un término que nos recuerda que la globalización de las últimas décadas se acabó. En los últimos años, saltamos de un modelo donde Estados Unidos era el polo, luego China apareció, un competidor ambicioso que logró el poder por medio de un efectivo plan de expansión. Hoy vivimos en un mundo multipolar, con fuerzas nuevas como Rusia, India, Europa y Medio Oriente. También cambiaron las armas. El poder de antes era la capacidad económica y militar, y hoy la fortaleza se mide con recursos naturales. Todos se pelean las riquezas actuales: energía, tecnología e innovación.
Estos tres sectores económicos tienen en común que son los recursos como los minerales, la energía, el talento joven para desarrollar soluciones tecnológicas y sostenibles. En medio de la crisis global, existe una oportunidad enorme para América Latina, ya que los recursos verdes, más allá del petróleo, son el agua, litio, cobre, el sol y el viento. La población joven y la capacidad de crecimiento también nos posicionan en el centro de la economía del futuro. Chile, Argentina y Bolivia poseen más del 60 por ciento del litio mundial. Brasil y Perú son gigantes del cobre, y Colombia y México tienen un potencial solar y eólico extraordinario.
Lástima que lo que podría ser el momento para América Latina llega en un momento donde los países enfrentan desorden político, gobiernos flojos o radicales, y poca posibilidad de integración regional. Si se lograra establecer alianzas inteligentes y atraer inversión verde, nuestro continente podría liderar la transición energética y tecnológica global. Se avecinan las elecciones de Chile, Bolivia, Colombia y ahora Perú, donde los nuevos gobernantes podrían aprovechar el momento.
La tarea no es fácil. Para salir adelante es indispensable lanzar una revolución educativa, buscar inversión de fondos climáticos internacionales, atraer grandes empresas para fortalecer la infraestructura y crear bloques regionales que trabajen juntos para convertirse en jugadores estratégicos mientras China, Estados Unidos y Europa compiten por asegurar recursos.
No basta tener las materias primas sin cadenas de valor y transporte verde. La población joven y creativa tendría un espacio para salir de la pobreza, pero con el empeño de despertar el sueño de una integración energética regional con espacio para preparar a los jóvenes para participar en la nueva economía digital. La ola de ‘start-ups’ de inteligencia artificial en países como Colombia, México, Brasil y Chile son una señal positiva de la capacidad de nuestras nuevas generaciones.
Para lograr estas metas, que parecen sueños lejanos, es indispensable la seguridad. Solo después de despejar la maldición de la violencia habrá espacio para construir una estrategia realista y con ambición internacional. Para esto se requiere liderazgo con una llave entre gobiernos sin extremismos, y empresas con compromiso de integración efectiva.

Caleña. Graduada del Colegio Bolívar. Politóloga de Trinity College con Maestría en Estudios Latinoamericanos de Georgetown. Analista política y asesora para América Latina de Albright Stonebridge Group. Trabajó en Proexport en Bogotá y en la Cámara de Comercio de Cali. Fue subdirectora de la Oficina Comercial de Washington y jefe de prensa de la Embajada de Colombia en Washington.
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