Columnista

Historia y política

Se trata de impedir que sean las minorías las que elijan los presidentes, algunos de los cuales luego actúan como si lo hubieran sido por la mayoría de los electores...

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

Benjamín Barney Caldas.
Benjamín Barney Caldas. | Foto: El País

27 de nov de 2025, 01:38 a. m.

Actualizado el 27 de nov de 2025, 01:38 a. m.

El presidente que no fue, la historia silenciada de Gabriel Turbay, 2025, de Olga L. Gonzáles (politóloga, socióloga e historiadora de reconocidas universidades), ayuda a entender la política en Colombia, desde mediados del Siglo XX, y el porqué de la violencia derivada de ella, como lo ha dicho Daniel Samper Pizano en Los Danieles, 19/10/2025. Pero, además, y de cara al futuro del país y a las próximas elecciones de 2026, él lleva a reforzar algunas pocas consideraciones al respecto, en las que se ha insistido antes en esta columna.

A los problemas presentes más evidentes, como lo es ponerle fin a la continuación de violencia y el narcotráfico, disminuir la discriminación socioeconómica o la pronta generación de empleos para suplir los desplazados por la inteligencia artificial, IA, hay que agregar prevenciones factibles e inmediatas ante las consecuencias en el territorio nacional del cambio climático, principalmente en sus ciudades costeras más pobladas, las que podrían ser afectadas por la subida del nivel del mar. Se trata apenas de dos de las diez graves amenazas para el mundo de las que advierte Nouriel Roubini (Megamenazas, 2023, p. 223 y p. 287).

Se precisan candidatos, mujeres y hombres, que planteen propuestas concretas y realizables a dichos problemas, debidamente asesorados por ministros competentes, y que evidencien otros y no que se los inventen, y que estén informados de los sucesos recientes del país y del país mismo, en tanto su geografía e historia, y con experiencia en su manejo político administrativo. Que no sean populistas, ni polarizadores, ni basados en informaciones falsas o difundiéndolas; intelectuales que hayan escrito sobre lo que piensan, y no que se limiten a la oratoria agitadora desde el balcón como si el país siguiera siendo mayoritariamente analfabeta.

Candidatos que sean conocedores de las regiones y con una visión más federalista que centralista del país, y que entiendan la importancia que en ellas han cobrados las ciudades, en las que en Colombia ya habitan alrededor de las tres cuartas partes de la población total del país, pero a base de gentes venidas del campo y de pequeñas poblaciones, ellas o sus padres, por lo que aún no han tenido tiempo de adquirir una sólida cultura urbana, y su comportamiento en la calle y con los vecinos deja mucho que desear. O sea, candidatos que entiendan que en los últimos cien años el país pasó de ser rural a ser urbano y lo que esto implica en varios aspectos.

En contra de la abstención de cerca de la mitad de los potenciales electores, lamentablemente frecuente en Colombia en las elecciones, es pertinente y necesario agregar al voto en blanco ya existente, el voto obligatorio, el que entonces ya no se lo podría tachar de ser antidemocrático. Se trata de impedir que sean las minorías las que elijan los presidentes, algunos de los cuales luego actúan como si lo hubieran sido por la mayoría de los electores, a la que ladinamente pasan a llamar el ‘pueblo’ y se comportan más como dictadores que como jefes de un gobierno democrático, y luego pretenden aferrarse al poder a como sea o imponiendo su sucesor.

Considerando todo lo anterior, es inaplazable evolucionar a un sistema de gobierno parlamentario, en el que el jefe del Gobierno sea designado por el parlamento, y cada uno de sus miembros elegido por los ciudadanos en orden de preferencia (voto ranqueado). Parlamento al que dicho jefe debe responder por su actuación, pública y personal, y sus actos de su mandato controlados por el poder judicial. No más presidentes elegidos directamente por una minoría de ciudadanos, los que cada vez más por todo el mundo se tornan ‘dictadores elegidos’ ya sean de izquierda o de derecha, que entonces buscan su tramposa reelección sucesiva hasta su muerte o golpe de Estado.

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Ha sido docente en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, y en el Taller Internacional de Cartagena, de los Andes, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas