El pais
SUSCRÍBETE

La encrucijada de la derecha

Gustavo Petro ganó las elecciones por varias razones, una de ellas fue que interpretó mejor que los demás candidatos, el hervidero social que tuvo un desfogue crítico en 2021...

21 de agosto de 2022 Por:

En 2026 veremos quién queda mejor posicionado para las elecciones presidenciales, si el progresismo supera el desgaste propio de gobernar, o la derecha logra una identidad creíble como alternativa. La viabilidad electoral de ambas fuerzas depende de sí mismas.

Gustavo Petro ganó las elecciones por varias razones, una de ellas fue que interpretó mejor que los demás candidatos, el hervidero social que tuvo un desfogue crítico en 2021 cuando el país estuvo bloqueado por semanas, al borde de un baño de sangre si se hubiera impuesto la opción militar para acabar con los focos del levantamiento.

En los últimos 50 años hemos vivido sucesivos levantamientos antigubernamentales cada vez más frecuentes, extensos y violentos. Empezando con el paro estudiantil en 1971, siguiendo con el paro obrero de 1977, llegando a los paros agrarios de 2013 y 2016, el estudiantil de 2019 que se extendió hasta 2020 y finalmente el trágico 2021.

Es obtuso reducir esta historia a vandalismo o insurrección desde el extranjero y negar que hay una bomba de tiempo interna. Por ese error la derecha no dio un giro reformista indispensable para su propia subsistencia y se encerró en una jaula de oro desde la que lanzó los mensajes equivocados para neutralizar el avance de una propuesta de izquierda claramente popular.

En 2022 la derecha cometió tantas equivocaciones que enterró dos candidatos presidenciales en tres meses, terminó recogida de mala gana en la campaña de Rodolfo Hernández, quien públicamente la repudió y creó una alianza disfuncional con un candidato cuyo programa era un mazacote que incluía propuestas del Pacto Histórico como normalizar las relaciones con Cuba, Nicaragua, Venezuela y Rusia.

Sin candidato real, la derecha se diluyó en vocerías desorganizadas de todo tipo de actores con muy poca inteligencia. Un caso mayor fue el expresidente del Congreso Juan Diego Gómez, alguien de malas para pensar, como dicen en Pasto, cuando etiquetó a Francia Márquez como candidata del Eln, lo que dio lugar a un mensaje poderoso de la candidata ripostándole que lo que le incomodaba era tener de vicepresidenta a quien solo consideraba su empleada del servicio. Un mensaje más dirigido a millones de mujeres que compartían su experiencia de mujer pobre y discriminada y que estuvieron detrás del increíble 80% con el que el Pacto Histórico arrasó en el Pacífico en segunda vuelta.

Ahora la derecha vive la situación inédita de estar en la oposición, porque inclusive con Virgilio Barco cuando el partido conservador pasó a la oposición, el gobierno era la centro derecha liberal.

El punto es quién asumirá el protagonismo de esa oposición y qué tanto entiende los cambios en las fuerzas sociales que llevaron a Petro al poder y pueda representarlas. Ante la insustancialidad política de Rodolfo Hernández, parece claro que la oposición será únicamente el Centro Democrático, con todos los demás partidos en la coalición de gobierno, o desde el oportunismo de la independencia.

La viabilidad de la derecha en 2026 dependerá de quien asuma su liderazgo y entienda los cambios en el electorado que se vieron en 2022, no creo que baste apostarle al desgaste del gobierno de Petro. Si el liderazgo queda en la fracción extremista y fanática desarraigada de una realidad nacional llena de “nadies” que encontraron voz y nicho en el Pacto Histórico, el resultado será uno; otro será si surge un liderazgo más joven y moderno. De esta ecuación se sabrá si la derecha ha entendido algo desde 1971, será capaz de interpretar la tragedia nacional de 2021, aprendió de la lección de 2022 y encuentra una oportunidad en 2026.

AHORA EN Guillermo Puyana Ramos