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Humor o burla

A raíz del discurso de la oposición, donde Antanas Mockus se presentó tal como es él (tal como está), las bromas y comentarios ofensivos no se hicieron esperar.

18 de marzo de 2019 Por: Gloria H.

A raíz del discurso de la oposición, donde Antanas Mockus se presentó tal como es él (tal como está), las bromas y comentarios ofensivos no se hicieron esperar. Claro, muy posiblemente -qué pena- muchos uribistas no sabían cómo refutar la excelente exposición de Juanita Goebertus y acudieron a aquello en lo que cada día se especializan más: la burla y el sarcasmo. Fueron tan profundas y coherentes las palabras de la Senadora de la oposición, que muchos se quedaron en el ‘paisaje’. Y en ese paisaje la actitud de Mockus los obnubiló hasta el punto de que no pudieron despegarse de la imagen. ¿Entenderían algo de la disertación?
Entonces las burlas y ridiculizaciones estuvieron a la orden del día. Sin embargo, como lo expresó alguien, ¿qué tanto los humoristas y caricaturistas ‘oficiales’ tienen que ver con esta avalancha de mofas, puesto que el arte de ellos radica en burlarse de la gente? Ah, bueno, ¿entonces qué es la broma? ¿Cómo encajar al humor en lo correcto o incorrecto? ¿Por qué nos reímos los unos de los otros? ¿Hasta dónde llega la sutil línea del ‘permiso’ para que mi risa sea divertida, nunca ofensiva y no se convierta en burla?¿Por qué es posible burlarse del vestido de la primera dama y no de la enfermedad de Mockus? ¿Cuál es la diferencia?

Hay límites muy pero muy sutiles entre la agresión y la broma. La delgada línea que las separa depende muchísimo de quién interpreta y, claro, de la intención con la que se construya el humor. Burlarse de alguien puede ser ‘chistosísimo’ para los espectadores del asunto, pero totalmente agresivo para el personaje en cuestión. Así como dar con la palabra adecuada para ‘retratar’ un comportamiento o describir un detalle físico, puede obedecer a un ‘creativo genial’ o al más despiadado de los cínicos. Línea muy pero muy delgada donde marcar la agresión o el chiste se vuelve muy complejo. ¿El humor debe tener límites o reglamentaciones que impidan el desbordamiento? Para la broma ¿todo está permitido? Creo personalmente que el humor basado en defectos físicos debe ser absolutamente censurado. Los comportamientos y las actitudes son las que merecen el sarcasmo y la ironía pero habría que preguntarse si también tienen un límite para no atropellar la dignidad del otro.

Lo que sí es claro es que somos habitantes de la doble moral. Qué tan complejo es ser coherente. Qué tan complejo es practicar una sana flexibilidad que no convierta lo humano en un infierno personal. Porque también una vida sin excepciones, sin curvaturas es un tormento de rigidez. Como quien dice que vivir no es fácil, ¡ya lo sabemos! Pero la tarea diaria de ‘revisar’ nuestra conducta es un proceso reparador que nos ayuda a crecer y a entender que nada absolutamente puede ser excesivo. Los matices se requieren para sobrevivir… Otra vez, la trillada frase que huele más a religión que a sana convivencia, es la que marca la diferencia: “No hagas a otro lo que no quisieras que te hicieran a ti”. Lo que pasa es que está germinando un perfil de ser humano al que nada le importa. En un cinismo descarado o en una patología descomunal, ‘todo vale huevo’. Para muestra Brenton Tarrat en Australia. Mientras en Colombia seguimos aprendiendo a familiarizarnos con la paz como forma de vida. Desafortunadamente no todos aún lo logran.

Sigue en Twitter @revolturas

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