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El difícil arte de gobernar

La violencia que vive el país se ha exacerbado, paradójicamente, en un gobierno que está ofreciendo salidas negociadas a estos grupos criminales.

14 de septiembre de 2022 Por: Gerardo Quintero

Qué difícil es gobernar y creo que eso es lo que debe estar experimentando el presidente Gustavo Petro y todo su equipo de trabajo. En efecto, una cosa es con violín y otra con guitarra, como decía mi querida abuela. Eso se traduce en que una cosa es cuando usted está en la oposición y dice cuanta cosa se le viene la cabeza, a veces con irresponsabilidad, y otra cuando su deber es interpretar el sentir de una Nación, responsabilizarse del buen andar de las finanzas, tomar decisiones difíciles, así no sean populares.

En buena medida eso es lo que le ha tocado al gobierno de Petro. Un mes largo ha demostrado varias cosas, entre ellas que, por ejemplo, la violencia, las masacres, no iban a desaparecer porque el líder de la Colombia Humana cruzara el Palacio de Nariño.

La violencia que vive el país se ha exacerbado, paradójicamente, en un gobierno que está ofreciendo salidas negociadas a estos grupos criminales. El problema de la anunciada paz total es con quién se negocia.

Así a muchos no les guste, lo cierto es que las Farc y hasta el Eln por lo menos tuvieron un ideario político, varios de sus miembros antiguos conservaban el pensamiento con el que comenzaron su lucha revolucionaria. Pero cuando usted negocia con grupos criminales, que no tienen ninguna ideología, es muy difícil establecer los límites. Qué negocia un asesino, un grupo dedicado a sembrar coca, mandarla al exterior, mientras intimida, secuestra y asesina para extender su poder.
De nuevo, muy loable la propuesta de la paz total, pero con quién. Son bandas de narcotraficantes, puras y duras. Lo único que les interesa es conservar sus rutas, su única intención de negociar será para que les laven el dinero y les permitan ‘traquetear’ tranquilos. Entonces por eso siguen las masacres, los asesinatos indiscriminados. Grupos que, además, se han convertido en multinacionales del crimen. Unidos por el dinero de la droga, por la sed de sangre, psicópatas sin ninguna valoración política. De nuevo, qué se va a negociar.

El nuevo gobierno también se ha dado cuenta de que muchas de las promesas de campaña son incumplibles. La exoneración del pago de Icetex y acabar con el Esmad (habrá reformas, pero no se eliminará) se quedaron en el tintero. Tampoco, por ahora, se podrá cumplir con la de la eliminación del 4 x 1000. Si bien esto fue prometido por el Pacto Histórico, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, dejó claro que seguirá. ¿Acabar con las EPS? ¡Hum! En fin, una cosa es prometer y otra gobernar. Incluso, anunciaron que la gasolina subirá de precio y que no se podrán mantener más subsidios al combustible y es ahora cuando recalcitrantes dirigentes de derecha reclaman mantener el subsidio, hágame el favor, el mundo al revés.

En fin, la mezquindad política en Colombia no tiene ideología ni límites y, por lo tanto, se vienen más aprendizajes de este tipo. Bienvenidos al circo.

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