El traje del emperador

Corresponde a los ciudadanos sopesar los aciertos y desaciertos del Gobierno, y del Congreso y los partidos que cumplen un rol determinante en el destino del país

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7 de ene de 2023, 11:50 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 05:41 a. m.

Había una vez un emperador con debilidad por los trajes. Un día escuchó de la existencia de una tela tan fina y suave que era invisible para los estúpidos e ineptos. El emperador envío hombres de confianza a constatar tal maravilla y estos, al no ver la tela y para no quedar mal, dijeron que era preciosa. El emperador decidió hacerse un traje y lucirlo en un desfile, sin aceptar que él mismo no la veía; no podía ser distinto, pues era un engaño.

Toda la gente del pueblo alabó el traje, aunque no lo vieran, temerosa de que sus vecinos se dieran cuenta y los tildaran de estúpidos e ineptos, hasta que un niño dijo: “¡Pero si va desnudo!”. Todos empezaron a comentar en voz baja lo evidente, hasta que toda la multitud gritó escandalizada que el emperador estaba desnudo. Este lo oyó y supo que tenían razón, pero levantó la cabeza y terminó el desfile, como si estuviese vestido.

‘El traje del emperador’ escrito por Hans Christian Andersen, pese a ser un cuento para niños, es un referente sobre la verdad y la mentira, la adulación al poderoso, el temor al ridículo, el forcejeo del ego, la sinceridad de los infantes y el autoengaño consciente. Una mentira no deja de serlo porque muchos digan que es verdad y, no tiene que ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad. Pero ocurre más de lo que uno cree.

Transcurridos cuatro meses del gobierno de Gustavo Petro, la fábula de Andersen calza como anillo al dedo a la realidad nacional. El país se encuentra seriamente fracturado entre quienes piensan que el Presidente está haciendo una buena labor y quienes no, y entre quienes lo ven como agente de cambio o de destrucción. Una situación en la que no es fácil conciliar las posiciones pues hay visiones de país muy distintas, que chocan.

Para unos, el Gobierno lideró una tributaria a favor de los pobres, hará justicia con los jóvenes de la primera línea, rescatará la salud de las garras del capitalismo desalmado, hará la paz con las organizaciones criminales, convencerá al mundo de la necesidad de legalizar la coca, revolucionará el agro a partir de una democratización de la tierra y, salvará al planeta y a la especie humana de su extinción al proscribir las energías fósiles.

Para otros, impulsó una reforma que grava en exceso a ricos y pobres, usurpa funciones judiciales para liberal a los vándalos de la primera línea, destinará billones de pesos a subsidios improvisados para comprar conciencias y atornillarse en el poder, destruirá un sistema de salud exitoso, convertirá al país en un narco-estado, expropiará a quien le plazca y, con sofismas ambientales acabará con actividades económicas estratégicas.

Con ese telón de fondo inicia el 2023. Para unos, el emperador no solo está vestido sino, que porta un traje de cambio que reivindica a los pobres y a los excluidos y rompe con la politiquería. Para otros, está desnudo, es parte de la misma cloaca política y quiere llevar al país hacia un socialismo fracasado, espantará la inversión y la generación de empleo, coartará las libertades individuales y mancillará a cuenta gotas la democracia.

Corresponde entonces a los ciudadanos sopesar los aciertos y desaciertos del Gobierno, y del Congreso y los partidos que cumplen un rol determinante en el destino del país. Así como toda acción tiene una reacción, toda inacción es aprovechada por otros y no necesariamente por los más prístinos. Por eso, es un deber encarar la realidad como es, sin eufemismos, aunque se tilde de estúpido e inepto. Salvo se opte por hacerles el juego a los estafadores de telas, como lo hizo el emperador y su corte, con tan pobre factura.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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