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Dos buenas iniciativas

Sin seguridad y orden, el concurso privado en la transformación del territorio no será el esperado.

26 de noviembre de 2017 Por: Francisco José Lloreda Mera

La violencia no germina y se disemina en el vacío: surge y se cimienta en el territorio. Es ahí donde encuentra tierra fértil por ausencia de Estado y carencias de desarrollo; es donde se logra o se diluye el propósito colectivo de alcanzar una paz definitiva y sostenible. De ahí la relevancia de las medidas que el Gobierno Nacional ha puesto en marcha para impulsar el desarrollo en las zonas de mayor confrontación armada.

Se trata de dos iniciativas que si se implementan de manera estratégica y articulada, deberían ser un detonante en el desarrollo económico y social, por lo menos en varios de los 344 municipios ZOMAC (Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado), a saber: Obras por impuestos y el régimen de tributación especial para nuevas sociedades en esos municipios. Revisemos su inmenso potencial y los riesgos de que no funcionen.

Obras por impuestos apunta a que el sector privado ejecute directamente proyectos en esos municipios con cargo a un porcentaje de su impuesto de renta (hasta 50%). No es un beneficio tributario; es un direccionamiento de una parte del impuesto a unas obras priorizadas por el Gobierno Nacional o propuestas por los privados, bajo la premisa de que el sector privado las podrá realizar más rápido y a un menor costo.

El régimen especial de tributación, por su lado, busca promover la llegada o creación de nuevas empresas a los municipios ZOMAC con tarifas diferenciales y progresivas en el impuesto de renta durante diez años (2017 a 2027) según el tamaño de la sociedad. Con la medida se busca además de incentivar la llegada de nuevas empresas a dichas regiones, la formalización de actividades económicas ya existentes en esos territorios.

Ambos instrumentos han sido ensayados. Obras por impuestos ha sido especialmente exitoso en Perú con inversiones por US$ 924 millones en 285 proyectos de inversión pública, beneficiando a 13 millones de peruanos. El régimen de tributación especial es una iniciativa similar a la Ley Páez, que sin perjuicio de algunos abusos, se tradujo en la llegada en 10 años de 139 empresas al Cauca y un incremento del empleo y del PIB.

Se trata de dos medidas oportunas llamadas a ayudar a recuperar territorios azotados por la violencia. Pero su efectividad no está garantizada. En la de obras por impuestos dependerá del cupo fiscal que se determine (si es pequeño así será su beneficio) y de la selección de los proyectos. Pareciera además, que 344 municipios son demasiados, al menos para empezar; se corre el riesgo de que su impacto se diluya en el territorio.

En el caso del régimen de tributación especial, el desafío está en cómo garantizar que las nuevas sociedades no se conviertan en un mecanismo para evadir impuestos y que sí incentive el traslado o creación de empresas importantes en los municipios ZOMAC. Le tocará a la Dian una tarea titánica con el apoyo de las Cámaras de Comercio, que en buena hora ha elaborado una Guía de Inversión Responsable en Zonas de Posconflicto.

Expedida la reglamentación de ambos mecanismos el reto está en su implementación; convertirlos en instrumentos efectivos de desarrollo. Desafío que pasa no solo por los riesgos señalados sino, por el restablecimiento de la seguridad y orden en muchos de los municipios; más con un ELN y otras bandas criminales en expansión. Sin seguridad y orden, el concurso privado en la transformación del territorio no será el esperado.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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