Factores de riesgo para alcoholismo

Hábitos y entornos que influyen en nuestro consumo de alcohol:

Saber con certeza quien es o no alcohólico no es fácil en un medio donde el alcohol lo permea todo: nacimientos, cumpleaños, bodas, triunfos, derrotas, ‘tusas’, funerales, y un largo etcétera.

Con el argumento facilista de ‘todo el mundo toma’, los aficionados al alcohol (y los alcohólicos) tratan de minimizar los riesgos asociados a su consumo.

Una persona no necesita tomar todos los días, ni todas las semanas, ni tiene que estar continuamente embriagada, para ser alcohólica. La definición de alcoholismo más sencilla es: incapacidad de dejar de tomar después del primer trago.

Si se quiere realizar una evaluación más completa sobre el riesgo que cada persona tiene al respecto de su ingesta de alcohol hay que hacer preguntas que lleven a entender el patrón de ingesta, la frecuencia, la cantidad, el tipo de licor, las circunstancias, la herencia y los efectos en el organismo, entre otras.

Las personas con mayor riesgo de caer en el alcoholismo tienen varias de las siguientes características:

* Pérdida de control de sus actos bajo los efectos del alcohol (agresividad, peleas, accidentes, actos irresponsables).

* Han realizado esfuerzos por dejar de tomar y no lo han logrado.

* Usan el alcohol para funcionar.

* Consideran que la calidad de vida sin alcohol es inferior a la de la vida con alcohol.

* Tienen periodos de intoxicación de más de dos días.

* Evidencian un deterioro en las relaciones familiares, afectivas, sociales o laborales asociado a la ingesta de alcohol.

* Han tenido ‘lagunas’ a causa de la ingesta alcohólica.

* Han presentado síntomas de retiramiento (temblores, malestar, o angustia al dejar de tomar).

* Han experimentado el fenómeno de la tolerancia, es decir, la necesidad de consumir dosis cada vez mayores de alcohol, para obtener los mismos resultados de antes.

Las personas para quienes el riesgo de alcoholismo es bajo, no tienen ninguna de las características anteriores. Estas toman con moderación, o no tienen mayor interés por el alcohol y no tienen una carga genética alcohólica. En ese grupo están los que disfrutan del alcohol, incluso con frecuencia, pero nunca se exceden. Estas muy seguramente no tendrán problemas con el alcohol.

Las personas para quienes el riesgo de alcoholismo es alto tienen una o varias de las características anteriores y además cuentan con una carga genética alcohólica (padres, hermanos y otros familiares de sangre). Para estas personas la mejor (y muchas veces la única) estrategia es dejar el alcohol totalmente.

A mayor número de respuestas positivas, mayor es la posibilidad de estar sufriendo un problema alcohólico. Las personas cercanas a una persona alcohólica tienen que afrontar el problema de forma compasiva, pero con firmeza. Esta confrontación probablemente generará reacción defensiva en el alcohólico, lo cual tiende a confirmar las sospechas.

El objetivo de la confrontación, que debe ser empática con el enfermo, pero implacable contra la enfermedad, es aclarar que se trata de una dolencia médica que muchas veces es mortal, pero que antes de terminar con la vida del enfermo, lo va destruyendo gradualmente y arrastrando de paso a toda la familia.