Columnistas
Empresarios: las cicatrices que no se ven
Estas presiones marcan especialmente las primeras etapas de cualquier negocio, cuando todo es incierto.
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26 de oct de 2025, 12:05 a. m.
Actualizado el 26 de oct de 2025, 12:05 a. m.
Los empresarios y emprendedores —aquellos que hipotecan la casa para comprar la máquina que necesitan, que se endeudan para conseguir capital de trabajo, que sueñan métodos alternativos para resolver problemas cotidianos con tanta efectividad que la gente pague por ellos— viven una realidad que pocas veces contamos.
Poco se habla de las noches sin dormir, del estrés que aprieta el pecho cuando se acerca el día de pagar la nómina, de enfrentar una competencia cada vez más global y feroz. Y ni hablar de los copiones que aparecen cuando algo empieza a funcionar. Estas presiones marcan especialmente las primeras etapas de cualquier negocio, cuando todo es incierto.
No faltan los escépticos —que muchas veces son personas de tu entorno más íntimo— ni aquellos con poderes azarosos colosales. Toca creer en sí mismo, casi hasta el punto del delirio, para hacerle cara a estos verdaderos retos. Dicen que los “overnight successes” (éxitos de la noche a la mañana) se construyen al menos en diez años. Y es cierto.
El problema con nuestra narrativa
Los medios resaltan los grandes éxitos —la ronda de financiación millonaria, la expansión internacional, la adquisición estratégica—, pero no le hacen justicia a los dolores que atraviesan para llegar ahí. Es hora de cambiar esa narrativa.
También debemos acabar con la noción de que los ‘empresarios’ son únicamente las tradicionales empresas del Valle que todos conocemos. Empresario es también quien se levanta por la mañana a abrir una tienda de barrio. Es quien entra a un Zoom con un cliente potencial. Es quien busca permisos en el CAM, quien compra un vehículo más para aumentar su capacidad de distribución, quien firma contratos como representante legal.
Empresarios somos todas las empresas, de todos los tamaños, verdaderas protagonistas del progreso. Todos los que invertimos tiempo y energía hoy en una actividad productiva con la esperanza de que mañana sea más rentable.
El motor del desarrollo
La realidad es clara: el desarrollo pleno de una sociedad está en su capacidad de fomentar que las personas se arriesguen y, sobre todo, que no condenen los fracasos. Las grandes innovaciones de la humanidad han sido potenciadas por la actividad empresarial. Esta actividad dinamiza economías, crea empleos, aumenta recaudos fiscales que se devuelven a la economía y hace prosperar a los pueblos.
Pero las empresas también son escuelas. Muchos empleados de hoy son los empresarios de mañana. Hay sobrados ejemplos de empleados que, al ver algo que está mal o que pueden hacer diferente, salen y montan sus propias operaciones. Para montar una empresa hace falta experiencia, conocimiento y capacidad de aguante. En la vida empresarial, los fracasos no son más que cicatrices en un camino de desarrollo que fortalece.
Nuestro compromiso con el Valle
El Valle del Cauca tiene una larga historia como centro de actividad empresarial vibrante. Hoy día cuenta con industrias creativas, tecnológicas y comerciantes dinámicos que están escribiendo el futuro.
Desde El País de Cali, nos comprometemos a visibilizar más estas historias. Desde el dueño de la tienda miscelánea del barrio hasta el emprendedor tech que aspira a convertirse en unicornio. Todos sienten la misma lucha en carne propia. Todos merecen que sus historias sean contadas.
Porque al final, empresario no es solo quien aparece en las portadas de las revistas de negocios. Empresario es quien se atreve a soñar y trabajar por ese sueño, sin importar el tamaño de su operación. Todas ellas son las que generan mayor bienestar y movilidad social para tener una región más próspera.
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