Columnista
El Estado Palestino
Para que la solución de dos Estados vuelva a ser viable, más allá de tener vigencia filosófica, se requieren profundos cambios...
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13 de ago de 2025, 03:20 a. m.
Actualizado el 13 de ago de 2025, 03:20 a. m.
Dice el Eclesiastés, versículo 3: “Hay un tiempo para todo”, queriendo significar que cada hecho o acción tiene un tiempo asignado. Podríamos voltear esa sabia expresión diciendo que las cosas cuando no se hacen en el tiempo correcto tienen un alto grado de posibilidad de fracasar.
El tiempo para el Estado Palestino ha pasado varias veces y han sido los palestinos mismos los que lo han desperdiciado, los que no lo han querido, los que rechazaron cuánta propuesta de un Estado palestino al lado de Israel había sobre la mesa. Comenzando por el rechazo por parte de los árabes a la resolución de partición de Naciones Unidas de 1947 que creaba dos Estados. Posteriormente, la mejor oportunidad, perdida también, vino con la rotunda negativa de Yasser Arafat a aceptar el plan de Clinton en la cumbre de Camp David 2000, que creaba un Estado Palestino independiente con partes de Jerusalén como capital, aceptado en su totalidad por Israel. Pocos años después, bajo la administración Bush, la propuesta de Annapolis 2008, muy similar a la de Clinton, fue ignorada por el actual presidente palestino Mahmud Abbas, al igual que lo fue la formulada durante la primera administración de Donald Trump, el ‘plan del siglo’, que servía de base para una negociación conducente a un Estado Palestino al lado de Israel.
En lo referente a Hamás, su misión es la aniquilación del Estado de Israel. Su plataforma ideológica claramente lo estipula, al igual que el rechazo a cualquier negociación con el ‘ente sionista’. El ataque genocida del 7 de octubre de 2023 tuvo como objetivo implementar su objetivo de borrar a Israel de la faz de la tierra y asesinar a sus habitantes.
Revivir en estos momentos, cuando la guerra en Gaza aún no termina y 50 rehenes permanecen todavía cautivos tras más de 670 días, es premiar al terrorismo y a Hamás, que, envalentonado, declaró que no va a liberar a los rehenes hasta tanto se establezca un Estado Palestino. Hamás quiere convertir la masacre del 7 de octubre y la calamidad humanitaria de Gaza que ellos mismos causaron, en el día de independencia de Palestina y pareciera que democracias occidentales le están haciendo el juego, con lo cual Hamás no tiene ningún incentivo de liberar a los rehenes o acabar la guerra. Para esa organización que, a comienzos del milenio, envió a centenares de adolescentes palestinos a inmolarse en Israel con el fin de matar judíos, el sufrimiento de la propia población palestina es la savia de la cual se alimenta para mantener vigencia.
Para que la solución de dos Estados vuelva a ser viable, más allá de tener vigencia filosófica, se requieren profundos cambios, principalmente al interior de la sociedad palestina y su dividido e ineficaz liderazgo. El privilegiar la violencia y el terrorismo ha sido nefasto para la causa palestina y es una de las razones del ascenso de la extrema derecha en Israel, opuesta también a la solución de dos Estados.
Mientras amplios sectores de la población palestina crean que a través de misiles, masacres y terroristas suicidas van a lograr algo tangible, más allá del apoyo de los progre-yihadistas en Occidente, la solución de dos Estados estará condenada y entre más tiempo pase más difícil será revivirla.
Según varios anuncios, será la próxima Asamblea General de la ONU el escenario donde varias democracias occidentales reconozcan al Estado Palestino. Algunas han puesto condiciones a Hamás y la Autoridad Palestina que no serán cumplidas. Amanecerá y veremos si esos anuncios se hacen realidad, aportando nada a la paz y contribuyendo a la continuación del conflicto.

Analista internacional para varios medios en Colombia y el exterior. Fue profesor de la Universidad de Externado hasta 2022 y es actual docente de la Universidad del Rosario. Colaborador y columnista de El País desde el 2001.
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