Columnista

El día después del papel

La tecnología puede transformar las formas, pero solo la confianza sostiene el fondo; sin ella, ninguna innovación asegura relevancia.

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

Álvaro Benedetti
Álvaro Benedetti | Foto: El País

21 de sept de 2025, 11:36 p. m.

Actualizado el 23 de sept de 2025, 03:00 a. m.

El papel no murió, lo matamos. Al elegir la inmediatez sobre la pausa, el clic sobre la tinta y la emoción sobre la reflexión, cerramos un ciclo cultural. No fue un accidente ni nostalgia mal resuelta, sino la consecuencia de una sociedad que decidió informarse a la velocidad de la pantalla. La era del medio impreso como eje de la vida pública terminó, y lo hizo de manera definitiva porque nuestra cultura cambió.

La irrupción de emisores digitales con retórica estridente reconfiguró la esfera social, captando audiencias que eclipsaron a los medios tradicionales y transformaron la conversación colectiva en un espacio donde conviven solemnidad y banalidad. Aunque la pluralidad puede fortalecer la democracia, cuando la desinformación se convierte en espectáculo se erosiona el debate común. En sociedades polarizadas, esa tensión se intensifica; cada bando busca confirmación y aplaude al más ruidoso, mientras periódicos, radio y televisión cargan con la percepción de cercanía al poder.

Aceptar esa lógica sería resignarse a la disolución del espacio público. El reto no consiste en negar la transformación, sino en aprovecharla para redefinir el pacto entre medios, libertad y sociedad. En este sentido, el fin del periódico impreso no es una tragedia, sino un punto de inflexión.

El oficio no necesita rotativas para sobrevivir, necesita confianza. Hoy la credibilidad no se mide en páginas solemnes, sino en la capacidad de mostrar cómo se construye la verdad en tiempo real y, en un clima de sospecha, la transparencia se ha vuelto el nuevo capital simbólico. La tecnología puede transformar las formas, pero solo la confianza sostiene el fondo; sin ella, ninguna innovación asegura relevancia. Al final, el debate no es sobre preservar un soporte, sino sobre mantener un vínculo legítimo con la ciudadanía.

La segunda tarea es superar la ilusión de que basta con digitalizar lo impreso. Un celular no es vitrina para Pdfs ni réplica de páginas antiguas, sino el escenario de nuevos lenguajes. La batalla se libra en formatos que la audiencia ya domina e integra en su vida diaria. Un pódcast es la compañía al transportarse, un gráfico dinámico, explicar un presupuesto en segundos, un video breve, abrir un debate y un hilo bien construido, activar conversaciones más poderosas que una editorial. El futuro del oficio está en hablar con fluidez la lengua digital, sin caer en banalidad.

El tercer compromiso es con el territorio. Ningún medio recuperará vigencia si se limita a reproducir discursos institucionales o a cubrir coyunturas desde la sala de redacción. Ciudades como Cali y regiones como el Pacífico han clamado no por editoriales distantes, sino por reportajes que recorran barrios invisibles, que registren dolores y aspiraciones, que narren soluciones y no solo diagnósticos.

Finalmente, la oportunidad también está en transformar la relación entre periodismo y datos. En un mundo saturado de información, aquellos que conviertan cifras dispersas en conocimiento útil serán indispensables. Un medio local puede marcar la diferencia si ayuda a entender cómo se ejecuta la inversión de la ciudad, cómo afectan las decisiones nacionales al barrio o qué indicadores anticipan riesgos y oportunidades.

Por eso, la pregunta no es si el papel desaparecerá -ya lo hizo-, sino qué construiremos sobre sus cenizas. Dicho de otro modo, el periodismo no perderá su lugar porque apaguen la imprenta, sino porque renuncie a reinventar su promesa. Y en esa encrucijada, el verdadero riesgo no es su muerte, sino su irrelevancia.

Claridades: Ojo, electores, vayan viendo. El Bonilla Aragón se quedó sin concesión y Palmira sin plata. El Presidente en modo turista y la dirigencia regional pataleando como tortuga boca arriba. ¿Así eran los salvadores por los que votaron?

Consultor internacional, estructurador de proyectos y líder de la firma BAC Consulting. Analista político, profesor universitario.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas

Gonzalo Gallo

Columnistas

Oasis