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Educación

Para los habitantes de la ciudad es urgente generalizar en todos ellos una cultura urbana mediante la educación cívica...

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Benjamín Barney Caldas.
Benjamín Barney Caldas. | Foto: El País

25 de sept de 2025, 02:28 a. m.

Actualizado el 25 de sept de 2025, 02:28 a. m.

Entendida como la instrucción por medio de la acción docente (DLE) la educación en una ciudad que crece tanto y tan rápido como Cali, sin duda es urgente y fundamental, en el sentido de comunicar sistemáticamente conocimientos, comportamientos, procedimientos e ideas, según a quienes va dirigida y con qué propósitos específicos dentro de una secuencia. Por lo demás, es preciso tener en cuenta que una educación amplia es el primer requisito para que una democracia lo sea de verdad, y recordar que esta se origina en las ciudades y que luego estas la necesitan para su planificación en beneficio de sus habitantes y actividades diversas.

Para los planificadores de Cali sus conocimientos académicos sobre las ciudades, en tanto su geografía, historia, urbanismo, arquitectura y paisajismo, son básicos; y por supuesto lo mismo sobre Cali, lo que les permitirá precisar su visión de la ciudad para poder ejecutar un plan inteligente y a largo plazo en colaboración con ingenieros y otros diversos profesionales, como economistas, sociólogos, historiadores, abogados y expertos en salud y orden públicos. Conocimientos de los que al menos deben estar suficientemente informados los políticos aspirantes al Concejo y la Alcaldía, lo que les permitirá asesorarse adecuadamente con los estudiosos de cada tema.

Para los habitantes de la ciudad es urgente generalizar en todos ellos una cultura urbana mediante la educación cívica, comenzando por la familiar en la casa, luego en la escuela, el colegio y la universidad, pero sobre todo en la calle misma, que los induzca a practicar espontáneamente un respetuoso comportamiento en los espacios urbanos públicos de la ciudad. La carencia de cultura urbana en Cali es abrumadora, abarca el comportamiento cotidiano, tanto en los espacios urbanos públicos como en los vecindarios, hasta la indisciplina social el vandalismo, al lado de la imagen física de la ciudad, y por supuesto contribuye a su inseguridad.

Para los empleados de las diferentes actividades realizadas en la ciudad, que tengan que ver directamente con sus habitantes, como en los bares, bailaderos, cafeterías, restaurantes, almacenes, bancos, oficinas públicas y otros, su educación debe ir más allá de la simple e inicial atención al cliente, la que en Cali suele ser amable y hasta cordial pero muchas veces poco profesional. Las diversas organizaciones, ya sean comerciales o de servicios, se deberían plantear ideas pertinentes sobre cómo incluir en la capacitación de sus empleados una adecuada información sobre sus respectivos oficios, entidades y sedes, y por supuesto sobre la ciudad misma, su geografía e historia.

Por lo que todos estos diversos campos de la educación (conocimientos, comportamientos, procedimientos e ideas) deberán seguir hacia un mismo propósito, para todos los educadores en cada uno de ellos, son importantes sus conocimientos generales sobre cada uno, para poderlos integrar y completar en cada diferente ocasión. Una mejor calidad de vida en una mejor ciudad, en tanto artefacto, habitantes y actividades, pero considerando que mientras estas cambian con frecuencia y sus habitantes de generación en generación, la ciudad física permanece junto con sus cambios sucesivos para los siguientes, ya sea que hayan nacido en ella o llegado temporalmente o para quedarse.

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Ha sido docente en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, y en el Taller Internacional de Cartagena, de los Andes, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998.

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