El acuerdo por Cali

El llamado ‘estallido social’ dejó en evidencia las enormes falencias de la manera cómo se ha ido dando forma a la ciudad.

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7 de feb de 2023, 11:35 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 05:45 a. m.

Necesitamos ponernos de acuerdo sobre el futuro de la ciudad. Sin ese consenso, sobre mínimos comunes, Cali será una ciudad inviable. Hace mucho tiempo, por distintas razones, dejamos de ser la Sucursal del Cielo, pero de lo que se trata ahora es de sentar las bases para una ciudad diferente, nueva, renaciente o como lo ha expresado reiteradamente el empresario Fernando Otoya, una ciudad virtuosa.

El llamado ‘estallido social’ dejó en evidencia las enormes falencias de la manera cómo se ha ido dando forma a la ciudad. Los signos lamentables e incluso trágicos de esa mala gestión colectiva son, entre muchos otros, la violencia y la inseguridad; pero, sobre todo, la desigualdad y la exclusión. A la vista de todos han surgido muchas otras ciudades, en particular en el oriente y las laderas que no participan de las oportunidades y de lo que ha dado en llamarse el ‘desarrollo’. Todo tiene un límite, así que, en ausencia de la falta de visión de nuestra dirigencia para intervenir en la transformación de esa realidad, sumado a la indiferencia casi colectiva, era solo cuestión de tiempo para que el estallido tuviera lugar.

En vez de mirar el trasfondo de esa explosión social (sus causas), para muchos aun la discusión fundamental es sobre la participación de la guerrilla, grupos criminales o de narcotráfico. No hay que ser muy agudos para concluir distintos niveles de involucramiento de intereses ajenos a la legítima protesta social. Tampoco hay que ser débiles ni ingenuos (en mi caso) para rechazar la ocurrencia de múltiples actos de violencia que se suscitaron, incluyendo la respuesta del Estado.

Pero la pregunta, desde entonces, sigue siendo: ¿Y qué hacemos?
En caliente, como se dice popularmente, surgieron múltiples iniciativas desde distintos sectores sociales, comunitarios, no gubernamentales, académicos, empresariales, entre otros, que intervinieron (y aún lo hacen muchas de ellas) en la transformación de esa aguda conflictividad.
Algunas apuntan a la atención de sus consecuencias y otras (más pocas) a intervenir las causas que le dieron origen. En cualquier caso, todos esos esfuerzos son meritorios… pero se requiere de un punto de inflexión para realmente transformar esta ciudad a la luz de atributos como la inclusión social y económica, el reconocimiento de la diversidad, el cuidado de la naturaleza (nuestra casa común), una nueva idea del ‘desarrollo’, un ordenamiento territorial diferente y el buen gobierno.

En su momento, un grupo amplio de ciudadanos, de diverso origen, le propusimos a Cali avanzar en los diálogos necesarios para sentar las bases de un Acuerdo por Cali, como consenso sobre mínimos comunes para construir una visión compartida de ciudad, ojalá hasta 2030 (en sus 500 años de fundación) que nos permita llegar a una Cali Soñada.

Este esfuerzo requiere de liderazgo, pero también de generosidad. Se trata de gestionar estos diálogos comenzando por reconocer la riqueza, legitimidad, aportes e intereses de múltiples sectores (sin exclusiones) que desde distintos ámbitos hacen parte de la vida de la ciudad. Esas visiones e intereses, quien lo niega, muchas veces son opuestos o están en contradicción, pero justamente de eso trata el reto de construir un destino compartido.

El debate electoral de este 2023 para elegir alcalde o alcaldesa, así como los concejales de la ciudad, son un escenario más que propicio para animar estos diálogos de ciudad, de manera que un nuevo gobierno, con su programa y plan de desarrollo, pueda hacer caso de esta especie de mandato ciudadano.

Necesitamos un cambio realmente profundo en la gestión de la ciudad, pero producto de acuerdos y que nos incluya a todos.

Especialista en Cultura de Paz y Derecho Internacional Humanitario y Ciencia Política y Resolución de conflictos. Ha trabajado con instalacias del gobierno nacional, departamental y local así como entidades internacionales en temas de Convivencia, Reconciliación y Memoria Histórica. A estado en las transiciones de la guerra en varias naciones como Nicaragua y El Salvador y acompañó el proceso de reintegracion a la vida civil del M19 en Colombia

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