El trastorno obsesivo de la personalidad
Es importante entender que los síntomas obsesivos representan un mecanismo de defensa automático, de carácter inconsciente, que le sirven al paciente para protegerse de su propia angustia
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1 de may de 2022, 06:25 a. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 11:48 a. m.
“Permanentemente necesita sentir que tiene todo bajo control”. “Le cuesta un trabajo enorme decidirse por algo y cuando lo hace, se angustia”. “Llevo años quejándome de su terquedad y cada vez está peor”.
Estos son unos pocos ejemplos de comentarios emitidos por aquellos que conviven con alguien que sufre de un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TOC). La sintomatología en grados variables de intensidad se hace evidente desde muy temprano en la vida adulta y no mejora con el paso de los años.
Las manifestaciones obsesivas incluyen, entre otros, algunos de los elementos que se discuten a continuación. Rigidez del carácter, terquedad, tacañería, gran preocupación por el orden y perfeccionismo, necesidad enorme de estar en control de todo. Estas características explican las dificultades para mantener relaciones afectivas equilibradas.
Rara vez encuentran razonable el tomarse un descanso, una tarde libre o una vacación; y si lo hacen, el sentido exagerado de responsabilidad, la angustia o los sentimientos de culpa, los abruma. Como para ellos nadie hace las cosas bien, les cuesta trabajo delegar funciones a otros.
El hacer programas y planes con personas abrumadas por muchos síntomas obsesivos es complicado, pues a todo le encuentran peros. Permanentemente albergan sentimientos de temor hacia el futuro, lo que les permite justificar su frugalidad y tacañería. Básicamente se trata de individuos sin sentido del humor que poco se interesan en los asuntos de los demás.
Un mínimo de rasgos obsesivos en la forma de disciplina y persistencia, no solo es normal sino deseable para poder superar las dificultades naturales de la vida. Pero dependiendo de la abundancia y del grado de severidad de los síntomas, estos pueden interferir de distintas maneras en el funcionamiento del individuo y en su disfrute personal. Las manifestaciones patológicas tienden a hacerse más evidentes en circunstancias de estrés. En casos extremos de la enfermedad, el individuo llega a paralizar su funcionamiento.
Estos pacientes, con frecuencia son incapaces de reconocer que ellos son los del problema y no pueden ver la irritación que su comportamiento ocasiona en los otros. En consecuencia, no manifiestan la más mínima consideración por las necesidades de los demás. Movidos por esa insensibilidad, pueden ejercer demandas absurdas sobre quienes los rodean.
Las recomendaciones a la familia para hacer más llevadera la convivencia con un obsesivo incluyen, entre otros aspectos, el identificar el problema, buscar ayuda, ponerle límites a la tiranía de la enfermedad y exigir una intervención terapéutica. Es importante entender que los síntomas obsesivos representan un mecanismo de defensa automático, de carácter inconsciente, que le sirven al paciente para protegerse de su propia angustia.
En general estos pacientes no buscan ayuda profesional por los síntomas obsesivos, pues a ellos no les resultan molestos. El tratamiento de estas personas tiene un pronóstico reservado, se dificulta por la falta de conciencia de enfermedad y se ensombrece en la medida en que la severidad de los síntomas es mayor. Pero si aceptan su problema y tienen un deseo genuino de cambio, el pronóstico puede mejorar.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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