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Viaje a la mitad del mundo

San Agustín de Callo, en la sierra ecuatoriana, a tan solo una hora de Quito, nos recibe con los volcanes Cotopaxi e Illinizas imponentes en un cielo azul.

3 de diciembre de 2018 Por: Aura Lucía Mera

San Agustín de Callo, en la sierra ecuatoriana, a tan solo una hora de Quito, nos recibe con los volcanes Cotopaxi e Illinizas imponentes en un cielo azul.

Días mágicos en este hotel boutique rodeados del legado Inca en sus muros y la naturaleza más alucinante.

Turistas de todo el mundo comparten sus historias, ilusiones y sueños en el comedor Inca y con el calor de la chimenea en una sala llena de recuerdos y buen gusto de su propietaria y anfitriona quien generosamente nos abre las puertas de este único lugar.

Recorridos por el parque natural del Cotopaxi con su refugio a 4800 metros de altura, pasando por la laguna del Limpiopingo en un valle con rocas volcánicas y caballos salvajes.

Cayambe, ciudad pujante atravesada por la línea equinoccial nos asombra con sus ganaderías y mejores rosas de exportación. Otavalo, con sus tejidos y bordados de talla mundial.

El cráter del volcán Quilotoa con sus aguas azul turquesa nos invita a recorrer sus empinados senderos.

Volcanes que emergen de las lagunas como el Cotacachi del Lago Cuicocha con sus dos islotes y el Imbabura del Lago San Pablo.

Amaneceres y atardeceres que atropellan las retinas, volcanes despejados, carreteras de cuatro y seis carriles recorren el país permitiendo que locales y extranjeros lleguen a estos maravillosos lugares.

Quito, declarado Patrimonio de la Humanidad desde hace cuarenta años por su centro histórico restaurado donde sobresalen sus plazas, callecitas y cúpulas.

Las Iglesias de San Francisco y de la Compañía de Jesús con su estilo barroco y sus paredes en pan de oro, esta última construida durante 165 años nos dejan sin habla. Nos recuerdan la importancia de esta ciudad en la época colonial.

Itchimbía, en un barrio alto de Quito nos permite deleitarnos con la vista de toda la ciudad, como un pesebre donde poco a poco se van iluminando sus calles y casitas con un atardecer naranja como telón de fondo.

Sierra mágica, donde cada pueblo conserva sus costumbres, vestimentas y tradiciones, mercados artesanales, en un ambiente de seguridad donde los ciudadanos viven con dignidad y no se observan tugurios.

País multiétnico y pluricultural que ha sabido conservar su identidad a través de siglos. Este paraíso queda a pocas horas de Cali para que todos se animen a conocerlo.

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Posdata. Excelente la entrevista del domingo en este diario a Iván Duque. Los invito a que apoyemos al Presidente.

Está cumpliendo su programa de gobierno con retos y dificultades con el compromiso claro y genuino de dejarnos un país mejor.

Tenemos el deber de rodearlo y apoyarlo en esta coyuntura de transición donde nos estamos jugando la viabilidad y el futuro de Colombia.

Pensemos en el país que queremos dejarles a nuestros descendientes.


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