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Pido disculpas

Seré concreta. Al grano. Cuento la historia porque he sido testigo del...

9 de julio de 2013 Por: Aura Lucía Mera

Seré concreta. Al grano. Cuento la historia porque he sido testigo del calvario de esta pareja y sus dos hijas desde que llegaron a Cali, embaucados por los cantos de sirena de un caballero de industria de ‘cuello blanco’ como se los llama ahora, pero de alma negra.El hotelero suizo Sandor Tupi, experto en gerenciar cadenas hoteleras del más alto nivel internacional, egresado de las mejores escuelas de hotelería en Europa, aceptó hace algunos años venir a América Latina para contribuir con su experiencia en la apertura de exclusivos resorts. Primero en Costa Rica, inaugurando el Melia Playa Conchal, posteriormente en México abriendo las puertas del Crown Plaza de la afamada cadena Camino Real.Se lo conquistan de nuevo en Europa para operar la cadena Viena International con base en Austria, teniendo a su cargo treinta y dos hoteles localizados en el centro y sur y Europa del Este. Luego lo conquista Grecia para la cadena Greco Hotels y a su cargo funcionan los veintiún resorts de súper lujo, cinco estrellas.La experiencia latinoamericana le sigue embrujando y retorna con su familia para fundar la Compañía Reclutadora de hotelería para ejecutivos en Centro y Suramérica. Como consecuencia le surge la invitación para operar, base Bogotá, la cadena hotelera Dann y por cosas del destino termina en Cali gerenciando el hotel Spiwack, llevándolo a sus más altos estándares de calidad, buen servicio, colocándolo entre los mejores de Colombia.Pero en Cali, la mal llamada ‘sucursal del cielo’ cae en las garras de un sujeto conocido por la ciudadanía por sus malos manejos, sus trampas y sus negocios poco claros, quien lo convence como el culebrero de cualquier plaza de pueblo, de asociarse con él para iniciar una cadena prestigiosa en la ciudad. Todo empezaría con la compra-venta de un hotel cercano al Club Colombia, punto de arranque para el fabuloso negocio.Como Suizo, honesto a carta cabal y embrujado por el clima y los atardeceres caleños, aceptó esta iniciativa. No quiero entrar en detalles que me avergüenzan como caleña y como caleña pido disculpas a esta familia, quien sin darse cuenta fue cayendo víctima de mentiras, chantajes, amenazas y estafas del personaje en cuestión conocido de autos, repito, por gran parte de caleños quienes conocen sus andanzas desde hace muchísimos años.Después de haber vivido un infierno diario, afortunadamente el caso ya está en manos de la justicia, se despiden de la ciudad para iniciar su propia Cadena que tendrá el nombre de Élite Resorts en Costa Rica, el primer país latinoamericano que conocieron y que los espera con los brazos abiertos.Para este hotelero suizo termina su calvario en Cali. Una vez más dejamos marchar empresarios de primer orden que contribuyen en el progreso de este pueblo caníbal y tramposo. Los caballeros de industria siguen tan campantes y lo que se comenta sobre sus actuaciones jamás sale a la luz pública.A Sandor, su señora y sus hijas les ofrezco disculpas en nombre de Cali. No se merecieron jamás el calvario que padecieron. Ojalá la ciudad tuviera más empresarios como él, quienes llegaron llenos de ilusiones y se marchan con el corazón triste por culpa de hampones de cuello blanco. Al personaje en cuestión ni lo nombro, pues ensucia la columna. Cali sabe a quien me refiero.Pd. ¿Por qué la única camioneta de patrullaje de la Policía que tiene el corregimiento del Saladito se la llevan para Terrón Colorado por semanas enteras y cuando la devuelven esta hecha chichuca e inservible? ¿Quién responde por esto?

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