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¡Para Judith!

Se fue la voz de una periodista incorruptible, insobornable, que jamás se dejó silenciar ante nada ni nadie. Una leona. Irrepetible.

18 de febrero de 2019 Por: Aura Lucía Mera

Hoy martes la Gobernación del Valle del Cauca le rinde un homenaje póstumo a Judith Gómez Colley, esa periodista difícil de reemplazar, que acaba de dejarnos después de luchar como una leona contra un cáncer que se ensañó con ella y logró minarle el cuerpo, ¡pero jamás doblegar su alma!

Ya esta casa editorial, sus compañeros de trabajo, toda esa familia extraña, diferente, unida por lazos misteriosos que forman el núcleo de un periódico, le ha rendido a su manera su homenaje personal y su afecto, así como la tristeza de saber que ya no la volveremos a ver.

Ese adiós definitivo que nunca es un adiós, ni nunca es definitivo sino que sigue doliendo para siempre. Porque la muerte se lleva en sus garras el mejor trofeo, que es el silencio de aquel ser con el que quisiéramos seguir hablando, compartiendo.

Nunca fui su amiga personal. No tuve el privilegio. Los columnistas somos seres virtuales que muy raras veces aparecemos en carne y hueso por las oficinas de redacción. En una época me encantaba presentarme de vez en cuando y conversar un rato con amigos y conocidos de tantos años. Pero los trancones y la ‘lejura’ fueron distanciando las visitas.

A veces la encontraba. Siempre sonriente. Siempre cálida. Siempre con ideas efervescentes bullendo en su cerebro privilegiado. Cariñosa sin dejarse manosear ni manipular. Respetuosa y digna del respeto absoluto de colegas y jefes. Analítica.

Me encantaba encontrármela en los Premios Rodrigo Lloreda Caicedo. Sentir su abrazo cálido. Leerla y seguirle la pista.

Jamás se rindió anímicamente ante esas células locas que la invadían. No sé de dónde sacaba la energía. La pasión por su oficio. El valor diario para enfrentar el caporal.

Su mirada iba más allá, siempre más allá... como descifrando lenguajes ocultos y auscultando almas sin máscaras.

El luto no es para el periodismo caleño. Es para el periodismo colombiano e internacional.

Es luto. Es duelo. Se fue la voz de una periodista incorruptible, insobornable, que jamás se dejó silenciar ante nada ni nadie. Una leona. Irrepetible. Sobre todo en estas épocas de mentiras, calumnias, falsas noticias, falta de rigor y de ética. Frivolidad y pantalla. Adiós Judith.
¡Tus investigaciones, reportajes, crónicas, seguirán marcando una pauta para continuar!

***

Posdata:
Absurdo el atentado sicarial demencial contra el Gerente del Hospital Universitario del Valle. Pronta recuperación.

La Gobernadora Dilian Francisca Toro se ha tenido que enfrentar a multitud de enemigos agazapados en lo referente a la salud. Sindicatos podridos, EPS ladronas, contratistas aviones, mercaderes de la salud, luchando contra viento y marea para limpiar ese sector. Ganándose multitud de enemigos. No podemos como sociedad civil dejarla sola en estos momentos.

Es hora de que la ciudadanía lance una voz de respaldo a quien se la ha fajado por este departamento. Atentados de este tipo también van contra ella. Son mensajes de venganza de aquellos usurpadores de los bienes sagrados de la salud. ¿O la apatía seguirá siendo nuestra única brújula? ¿Dónde estamos los vallecaucanos en estos momentos de conmoción? ¿Dónde está nuestra capacidad de reacción?

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