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Ola Ventura

“Soy de esos manglares, de los aguaceros pepiaosY las podridas marismas, de...

24 de mayo de 2016 Por: Aura Lucía Mera

“Soy de esos manglares, de los aguaceros pepiaosY las podridas marismas, de la ráfaga que es el pito de los barcostronando en las ventanas, las cortinas de flores infladas por la brisa.Corazón bien adentro, salto entre los puentes de un barriosobre las mareas, la tabla falsa me devela abajoun universo de cangrejos que huye diciendo adiós,los alachos me saludan batiendo sombreros blancos.”Medardo Arias, extracto del poema OrigenLa tarde caía en la terraza del Hotel Estación, emblema de Buenaventura. Imponente con su arquitectura neoclásica, blanca, como un faro que cuida la bahía. La tarima donde se realizaba el acto protocolario con la presencia del presidente Juan Manuel Santos y parte de su gabinete, la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, y el alcalde de Buenaventura, Eliécer Arboleda, tenía como telón de fondo las aguas ya plateadas de la bahía que se confundían con el verde de los manglares lejanos. En ese encuadre alucinante, la brisa salada del mar acariciaba la ceremonia.La misa había terminado. Todavía resonaban los alabados que salieron de esas gargantas privilegiadas, acompañadas de marimbas y tambores, que irrumpieron en La Catedral y la llenaron de ritmos y cadencias, cuando de repente dos palomas entraron a posarse en lo alto mientras el obispo, monseñor Héctor Epalza, hablaba con claridad y el corazón en la mano, escuchar su mensaje y proseguir su vuelo.Desde la mañana el hotel Cosmos Pacífico era un hervidero de periodistas, escritores, músicos, poetas. El calor humano, el entusiasmo, los abrazos cálidos, fueron tejiendo en hilo invisible una magia que se fue adentrando en el alma de los asistentes a Ola Ventura, para ser testigos del lanzamiento de la Plataforma Cultural de Promoción y Visibilización de Buenaventura, en el día conmemorativo de la Afrocolombianidad, plataforma liderada por la Gobernadora del Departamento.Encuentro al que acudieron invitados de muchos lugares de Colombia, sin distingos políticos, para apoyar esta iniciativa cultural. Ser testigos de esa riqueza cultural, gastronómica, artesanal y ese potencial humano que tiene el puerto más importante del Pacífico y empezar a darle la importancia y dimensión que se merece.Todos caímos embrujados por la majestad de esa isla frondosa engalanada de ceibas, cauchos, árboles del pan, palmas, helechos, especies frondosas, altivas, autóctonas, que terminan en esa bahía única en el mundo por estar vigilada y resguardada por manglares gigantes, que reciben generosas las aguas del Dagua a su vez nutrido por Sabaletas, Agua Clara, San Cipriano, la Víbora y otros afluentes cristalinos. Habitada por descendientes de esclavos que han conservado contra viento y marea sus costumbres, su música, su ritmo, su alegría, su gastronomía y artesanías ancestrales, indestructibles a pesar del tiempo, las cadenas el abandono y la pobreza, la corrupción de gobernantes anteriores y desidias de gobiernos centrales que la han exprimido y explotado sin piedad, y que afortunadamente parece ver la luz después de vivir en el túnel del abandono.Sesenta niños tocaron el bunde a ritmo de marimbas en el bulevar, llenando de notas de colores el ambiente. La Escuela Taller se lució con sus muestras gastronómicas ‘entre cestos y arrechón’. Asoparupa, la Asociación de Parteras del Pacífico, presidida por una mujer bandera, Rosmilda Quiñones, entregando su sabiduría, el cuentero de Camerún Boniface Ofogo venido de Senegal para compartir sus historias con Mario Riascos, narrador oral del Puerto, entretejiendo historias separadas por océanos y siglos, pero similares en su contenido.Difícil de olvidar este 21 de mayo. Fecha decisiva para el renacimiento de Buenaventura, con esta Ola de colores, sabores, encuentros y voluntad política para que sea el Puerto estrella que todos soñamos, y queremos ver convertido en realidad. Se llegó la hora de la dignidad y la honestidad. ¡En este empeño todos vamos a colaborar!

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