La iglesia de Marujita
Recuerdo el Saladito, La Leonera, Felidia, San Antonio, San Miguel, Las Nieves,...
Recuerdo el Saladito, La Leonera, Felidia, San Antonio, San Miguel, Las Nieves, San Pablo, el Diamante, a comienzos de los años 50. Las vacaciones eran de tres meses. Papás y mamás se subían con todos los chécheres a la Carretera al Mar, llevando mercados, lámparas de gas, caballos, ruanas... Para los adolescentes de la época era el paraíso. Tres meses sin bajar a Cali. Enmontados, haciendo comiditas, picnics, jugando fútbol con el queso de bola roja, presumiendo de cusqueñas y margariteñas en el columpio de vuelo, galopando por las trochas, subiendo el aguacate, apostando carreras, organizando cabalgatas a la luz de la luna, o fogatas con masmelos y salchichas.Empezaron los romances. Besos al escondido. Fumarse el tallo de un helecho a ver qué pasaba. Coclí coclí, todos se esconden y nadie busca. Rodear alacranes y culebras con gasolina y prenderles candela. Contar historias de fantasmas que se aparecían de noche por el atajo. Escuchar Los Panchos y suspirar por el amor real o imaginario. Elevar cometas. Oír las conversaciones de todas las casas por el uniteléfono. Meter baza. Confundir al que despachaba los mercados. Años mágicos y maravillosos que estamparon una huella indeleble en quienes crecimos parte del año entre esas montañas, la niebla, el sol picante, los aguaceros torrenciales y las estrellas.A finales de los 50 Marujita Zamorano de Lloreda se entregó en cuerpo y alma, con generosidad sin límite, a construir una iglesia en El Saladito. Llevar la misa a esas lomas y dejar un legado para todas las veredas. Lo logró. La Iglesia de Marujita, como se la conoce, cumple más de 50 años. Se yergue blanca y altiva en la cima de El Saladito, en el camino a Felidia. Ha sido testigo de primeras comuniones, bautizos, matrimonios y es el eje espiritual de los pobladores y veraneantes. El domingo pasado se inauguró la Casa Cural. Ya la iglesia es cabecera de Parroquia. Armando Lloreda Zamorano y Alfredo Holguín Beplat hicieron realidad ese sueño. Se conmemoraba también el décimo aniversario de la muerte de Marujita, quien dedicó su vida a ayudar con amor a los más necesitados de la zona.El arzobispo Darío Monsalve y el padre Hurtado Galvis fueron protagonistas de la bellísima ceremonia. Darío Monsalve se entrega en la celebración de la eucaristía dejando un toque espiritual en cada asistente. El padre Hurtado, imbatible y próximo a los 90, con su vozarrón inconfundible nos hizo un paseo en la historia de Cali y de esas montañas. Me parece verlo todavía volando con su sotana al aire en los columpios de vuelo, o cabalgando hasta Felidia. Imborrable su entrega cuando la explosión del 7 de agosto en Cali. Logró que las señoras despertaran a la responsabilidad y al servicio y que las empresas de esa ciudad pujante y emprendedora se vincularan en su reconstrucción. Hurtado Galvis, hombre irrepetible que marcó nuestra historia.El Saladito ya tiene colegio de bachillerato, centro de salud, biblioteca, una junta de acción comunal entregada y cívica, biblioteca, puesto de Policía. Surge como líder de la región. Es obligación de los que vivimos los años más felices en esas laderas, de apoyar iniciativas, defenderla de politiqueros, y cuidarla como un tesoro. El Saladito y la Iglesia de Marujita son dos referentes que los caleños jamás podremos olvidar.P.D. A propósito, parece que los alumnos del colegio de bachillerato de El Saladito no tienen la menor conciencia cívica. Basuras desperdigadas, invasiones de los espacios públicos No sé quién es el rector o la rectora. Pero que se ponga las pilas y logre una verdadera educación ciudadana en sus alumnos. Esa es la base para la tolerancia y la armonía. Si educamos cafres, tendremos cafres No podemos aspirar a ciudadanos.