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La iglesia de Marujita

Recuerdo el Saladito, La Leonera, Felidia, San Antonio, San Miguel, Las Nieves,...

3 de septiembre de 2013 Por: Aura Lucía Mera

Recuerdo el Saladito, La Leonera, Felidia, San Antonio, San Miguel, Las Nieves, San Pablo, el Diamante, a comienzos de los años 50. Las vacaciones eran de tres meses. Papás y mamás se ‘subían’ con todos los chécheres a la ‘Carretera al Mar’, llevando mercados, lámparas de gas, caballos, ruanas... Para los adolescentes de la época era el paraíso. Tres meses sin ‘bajar’ a Cali. Enmontados, haciendo comiditas, picnics, jugando fútbol con el queso de bola roja, presumiendo de ‘cusqueñas’ y ‘margariteñas’ en el columpio de vuelo, galopando por las trochas, subiendo ‘el aguacate’, apostando carreras, organizando cabalgatas a la luz de la luna, o fogatas con masmelos y salchichas.Empezaron los romances. Besos al escondido. Fumarse el tallo de un helecho a ver qué pasaba. Coclí coclí, “todos se esconden y nadie busca”. Rodear alacranes y culebras con gasolina y prenderles candela. Contar historias de fantasmas que se aparecían de noche por el atajo. Escuchar ‘Los Panchos’ y suspirar por el amor real o imaginario. Elevar cometas. Oír las conversaciones de todas las casas por el uniteléfono. Meter baza. Confundir al que despachaba los mercados. Años mágicos y maravillosos que estamparon una huella indeleble en quienes crecimos parte del año entre esas montañas, la niebla, el sol picante, los aguaceros torrenciales y las estrellas.A finales de los 50 Marujita Zamorano de Lloreda se entregó en cuerpo y alma, con generosidad sin límite, a construir una iglesia en El Saladito. Llevar la misa a esas lomas y dejar un legado para todas las veredas. Lo logró. La Iglesia de Marujita, como se la conoce, cumple más de 50 años. Se yergue blanca y altiva en la cima de El Saladito, en el camino a Felidia. Ha sido testigo de primeras comuniones, bautizos, matrimonios y es el eje espiritual de los pobladores y veraneantes. El domingo pasado se inauguró la Casa Cural. Ya la iglesia es cabecera de Parroquia. Armando Lloreda Zamorano y Alfredo Holguín Beplat hicieron realidad ese sueño. Se conmemoraba también el décimo aniversario de la muerte de Marujita, quien dedicó su vida a ayudar con amor a los más necesitados de la zona.El arzobispo Darío Monsalve y el padre Hurtado Galvis fueron protagonistas de la bellísima ceremonia. Darío Monsalve se entrega en la celebración de la eucaristía dejando un toque espiritual en cada asistente. El padre Hurtado, imbatible y próximo a los 90, con su vozarrón inconfundible nos hizo un paseo en la historia de Cali y de esas montañas. Me parece verlo todavía volando con su sotana al aire en los columpios de vuelo, o cabalgando hasta Felidia. Imborrable su entrega cuando la explosión del 7 de agosto en Cali. Logró que las señoras despertaran a la responsabilidad y al servicio y que las empresas de esa ciudad pujante y emprendedora se vincularan en su reconstrucción. Hurtado Galvis, hombre irrepetible que marcó nuestra historia.El Saladito ya tiene colegio de bachillerato, centro de salud, biblioteca, una junta de acción comunal entregada y cívica, biblioteca, puesto de Policía. Surge como líder de la región. Es obligación de los que vivimos los años más felices en esas laderas, de apoyar iniciativas, defenderla de politiqueros, y cuidarla como un tesoro. El Saladito y la Iglesia de Marujita son dos referentes que los caleños jamás podremos olvidar.P.D. A propósito, parece que los alumnos del colegio de bachillerato de El Saladito no tienen la menor conciencia cívica. Basuras desperdigadas, invasiones de los espacios públicos… No sé quién es el rector o la rectora. Pero que se ponga las pilas y logre una verdadera educación ciudadana en sus alumnos. Esa es la base para la tolerancia y la armonía. Si educamos cafres, tendremos cafres… No podemos aspirar a ciudadanos.

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