Los angelitos de la guerra
Han sido malos. Declararon una guerra sangrienta y cruel en la que no escatimaron los medios para derramar torrentes de sangre, sumados a secuestros crueles, extorsiones y oprobios de todo género, a más de violación de menores y masacres con cilindros de gas convertidos en bombas.
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4 de feb de 2021, 11:50 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 06:46 a. m.
Han sido malos. Declararon una guerra sangrienta y cruel en la que no escatimaron los medios para derramar torrentes de sangre, sumados a secuestros crueles, extorsiones y oprobios de todo género, a más de violación de menores y masacres con cilindros de gas convertidos en bombas.
Hay miles de compatriotas desaparecidos, mientras ellos acumulaban riquezas enormes que provenían del secuestro y el narcotráfico. ¿Contra quién declararon esta guerra? Contra este país que tuvo que abandonar sus campos y refugiarse, como pudiera, en los caminos del silencio y la humillación y en los andenes duros de las ciudades a las que fuera posible huir solo para salvar su vida y la de sus familias. Sí, fueron crueles y criminales. Y, ¿por qué fueron tan malvados? Porque dizque estaban rindiendo homenaje a Marx y a Lenin realizando una revolución.
Posterior a eso se firmó una paz que por las ventajas que les daban, rechazó mayoritariamente el pueblo colombiano en un plebiscito. Cierto que se buscaba la paz sí, pero era repudiable que la Justicia pudiere convertirse en un rey de burlas y la impunidad en una irrisión general.
Así, pues, por encima del ‘No’ del plebiscito se rubricaron los acuerdos, en medio de fiestas muy bien provistas de publicidad en favor de la costosa vanidad del presidente Santos. Ah, y logró el Nobel trabajado con arte.
Pero, ¿hubo alguna vez la paz que proclamaban? No, nunca la ha habido porque estratégicamente se dividieron los malvados y crearon las llamadas ‘disidencias’ que, conjuntamente con las otras bandas criminales, siguieron asolando el campo y matando a todo aquel que de alguna manera se opusiera al negocio del narcotráfico y a su imperio del terror. Allí están caídos los llamados líderes sociales y tantos policías y funcionarios.
Empero, y aún en medio de la lenidad de la JEP, un magistrado honrado como Eduardo Cifuentes, quien llegó a presidir esa institución, conjuntamente con Nadiezhda Natazha Henríquez Chacín, presidenta de la Sala de Reconocimiento y Belkis Florentina Izquierdo Torres vicepresidenta, cuando nadie esperaba que hicieran justicia con los delitos de lesa humanidad, han ordenado que sus responsables respondan por los secuestros y las desapariciones que han narrado superficialmente. Y están en una disyuntiva: o dicen la verdad, o deben responder por esos crímenes con penas. También deberán hacerlo con el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, que han reconocido con frialdad escalofriante.
Es decir, que no habrá absoluta impunidad y si admiten los detalles dentro del propósito de ‘no repetición’, habrá unas penas irrisorias, pero penas. Y si no los admiten, cárcel segura larga. Bueno, hay que celebrar la honradez de los nuevos dirigentes de la JEP.
Digamos que eso es bueno para la democracia y la paz. Y para que el pueblo pueda distinguir que sí hay justicia, aunque débil y corta. También es preciso ver que quienes camufladamente siguen buscando la revolución Bolchevique que la historia dejó atrás por sus mentiras y crueldades, no pueden como el señor Petro seguir aspirando al engaño y a la trapisonda.
Que el país recuerde estos crímenes mamertos y los fajos voluminosos de dinero que acarician, como símbolo de corrupción, las manos concupiscentes de ese personaje corrompido, hoy con pretensiones de apóstol. Hay que vivir alertas porque tenemos mucho que perder.
Sigue en Twitter @BaronaMesa

ha desempeñado puestos públicos como juez del Circuito, Conjuez del Tribunal de Cali, Secretario de Gobierno de Cali y alcalde encargado, embajador de Colombia en Polonia y en la ONU. Ha sido delegado a varias conferencias internacionales como la OIT en Ginebra
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