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Los fabricantes alemanes de autos temen las represalias chinas
Al igual que Estados Unidos, la UE podría imponer pronto aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos.
Previsiblemente, la Unión Europea publicará en junio de 2024 una lista provisional de derechos de importación para vehículos eléctricos chinos. En octubre de 2023, los expertos de la UE iniciaron una investigación para determinar si los fabricantes de automóviles chinos recibieron subvenciones, que originan distorsiones en el mercado en detrimento de los fabricantes de automóviles europeos.
La Comisión Europea asegura que ha encontrado “pruebas suficientes” de que las importaciones de vehículos eléctricos nuevos procedentes de China han aumentado un 14 por ciento desde el inicio de su investigación y de que muchos de estos vehículos importados se han beneficiado de subvenciones gubernamentales en forma de exenciones fiscales o transferencias directas de efectivo.
En el caso de que la UE imponga aranceles, ¿cuán elevados tendrían que ser para que tengan un efecto perceptible y disuadan a los exportadores chinos de coches eléctricos? Un estudio de la empresa independiente de investigación Rhodium Group asegura que tendrían que rondar entre el 40 y el 50 por ciento para que tengan estos efectos. Eso no ocurrirá, ya que las contramedidas que la UE está estudiando se basan en normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que indica que los aranceles oscilarán entre el 15 y el 30 por ciento.
El año pasado, las importaciones en la UE de vehículos eléctricos procedentes de China aumentaron desde los 1.500 millones de euros en 2020 hasta los 10.600 millones de euros. Según cálculos del Grupo Rhodium, esto corresponde al 37 por ciento de todas las importaciones de vehículos eléctricos en la UE.
¿Qué significa esto para los fabricantes alemanes de automóviles?
Los fabricantes alemanes de automóviles, que dependen en gran medida del mercado chino, se oponen con vehemencia a los aranceles de la UE por temor a las represalias chinas. “Sería como marcarse un autogol”, dijo recientemente a periodistas Oliver Zipse, director de BMW.
Esto se debe a que BMW importa a Europa autos eléctricos de su propia marca fabricados en China, los Mini y los iX3. Además, depende de los ingresos de su negocio en aquel país: China es el mayor mercado individual de BMW. Solo en el primer trimestre de 2024, supuso casi un tercio de las ventas totales.
Los rivales alemanes de BMW, Volkswagen y Mercedes-Benz, también dependen en gran medida de los ingresos procedentes de su negocio en China. Volkswagen ha advertido que los aranceles a la importación entrañan en general un riesgo. “Siempre hay algún tipo de represalia”, dijo Thomas Schäfer, responsable de la marca Volkswagen, en la Cumbre sobre el Futuro del Automóvil organizada por el Financial Times en mayo.
¿Represalias de ida y vuelta?
Los fabricantes europeos de automóviles temen que las medidas punitivas contra China desencadenen una espiral de represalias. Dada la dependencia de aquel país y el riesgo asociado, los responsables políticos de la UE se encuentran cada vez más presionados para sopesar cuidadosamente su respuesta y evitar una escalada.
“Sopesados los pros y los contras, todo apunta a que es mejor rechazar los aranceles a los vehículos electrónicos procedentes de China, ya que existe el riesgo de revancha china”, dice a DW Gabriel Felbermayr, director del Instituto Austriaco de Investigación Económica.
Y el juego de las represalias parece que ya ha comenzado. En un comunicado publicado en la Plataforma X, la Cámara de Comercio China ante la UE anunció que había recibido información de que el Gobierno chino podría imponer aranceles de hasta el 25 por ciento a los coches importados con motores grandes.
Estos aranceles más elevados afectarían especialmente a BMW y Mercedes-Benz, que exportan a China todoterrenos de lujo y grandes berlinas.
Beatrix C. Keim, directora de desarrollo empresarial y proyectos en China del Centre Automotive Research (CAR) y experta en automóviles, cree que las contramedidas chinas no irían necesariamente dirigidas contra los coches europeos, sino más bien a “componentes de automoción u otros sectores industriales sensibles”, como la maquinaria. Pero advierte que podría producirse “un aumento de los aranceles para las importaciones de lujo, lo que sí afectaría especialmente a los fabricantes alemanes”.