Jair Bolsonaro sube en encuestas y se perfila como nuevo presidente de Brasil

La campaña para las elecciones del domingo en Brasil se complica para el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, cuyo índice de rechazo aumenta al tiempo que sube el apoyo al ultraderechista Jair Bolsonaro.

Haddad, quien sustituyó como candidato a Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción y vetado por su situación jurídica, confiaba en heredar el casi 40 % de apoyo que tenía el expresidente, pero eso no ocurre.

Una encuesta del instituto Ibope puso más en duda ese fenómeno, al mostrarlo estancado por detrás de Bolsonaro en el segundo lugar, con 21 % y una tasa de rechazo del 39 %, que creció 11 puntos en una semana.

Lea también: Brasil se debate entre un ultraderechista y un socialista

El candidato ultraderechista, que se recupera en su domicilio de las heridas sufridas en un mitin el 6 de septiembre, fue en ese mismo período del 27 % al 31 % de intención de voto, con el mismo rechazo del 44 % que ha tenido en las últimas semanas.

El resto de los aspirantes tiene una diferencia de más de diez puntos respecto a los dos favoritos, por lo que los analistas coinciden en que, cuando restan cinco días para las elecciones, la segunda vuelta necesaria si ninguno supera el 50 %, será entre Bolsonaro y Haddad.

Para esa segunda votación, prevista para el 28 de octubre, Ibope mostró a Haddad y Bolsonaro empatados en 44 %, pero con una subida de cuatro puntos porcentuales a favor del ultraderechista.

Desde su casa en Río de Janeiro, después de que se divulgó el sondeo, Bolsonaro cargó contra Haddad y el PT por los flancos ideológico y de la corrupción, el que más le duele a la formación de Lula. “Es innegable el carácter criminal del PT”, escribió Bolsonaro en Twitter y subrayó las “alianzas” de ese partido con las “dictaduras cubana y venezolana”.

También citó la corrupción que persigue al PT desde 2005, cuando Lula estaba en el poder; enumeró los escándalos que salpican a esa formación y dijo que ahora tiene “un candidato que recibe órdenes de un corrupto condenado”, por las frecuentes visitas de Haddad al expresidente en la cárcel.

Agregó que “también está la cuestión ideológica, que es tan o más grave que la corrupción”, y arremetió contra Manuela D’Ávila, del Partido Comunista y compañera de fórmula de Haddad, a quien acusó de “mantener lazos con Corea del Norte”.

También se dirigió a las mujeres, después de que miles de ellas protestaron el sábado contra el carácter machista, homofóbico y racista que se desprende de muchas de sus declaraciones. “Mi recado para las mujeres” es que “nunca serán mejor tratadas”, dijo y afirmó que “la izquierda dividió a Brasil en blancos y negros, homosexuales y heterosexuales, ricos y pobres” e invitó a todos a “ser un solo pueblo”.

Haddad, académico poco habituado a las lides electorales, no pudo evitar reconocer que el rechazo a su candidatura crece entre el electorado, pero lo atribuyó a los “ataques” que dijo sufrir de la campaña del candidato socialdemócrata Geraldo Alckmin, cuarto en las encuestas.

Durante una visita a un instituto científico de Río de Janeiro, Haddad dijo ayer que eso “está favoreciendo al fascismo”, en alusión a Bolsonaro, un capitán de la reserva de línea dura y nostálgico de la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985.

Haddad se quejó de que la campaña se desarrolla en un ambiente de “odio” y aseguró que “cuanto más alimentamos el odio, más crece el fascismo”, tras lo cual puso como ejemplos a “Alemania e Italia”, aunque sin citar en ningún momento a Bolsonaro por su nombre.